El pasado 28 de febrero, el presidente Enrique Peña Nieto propuso a Paloma Merodio Gómez como miembro de la Junta de Gobierno del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). El titular del Poder Ejecutivo Federal remitió el nombramiento de Merodio a la Cámara de Senadores y, desde entonces, se desató un recio debate alrededor de la figura de la elegida del mandatario para ocupar el cargo. La polémica alrededor de Paloma no se debe a el hecho de ser mujer o su edad, sino a que no cumple con los requisitos de la Ley de Información Estadística y Geográfica: ser un profesional distinguido en materias relacionadas con la estadística, geografía y economía, además de haber ocupado un cargo de alto nivel, durante por lo menos cinco años, en el sector público o privado, y ser un académico prestigioso en las mismas asignaturas.
Fueron muchos los argumentos esgrimidos en contra de esta nominación, particularmente por ser ilegal y porque el Ejecutivo (y ella misma en comparecencia en el Senado) mintió sobre varios aspectos del curriculum de Merodio. Sin embargo, y a pesar de todo lo que se discutió, Paloma Merodio fue ratificada hoy, 6 de abril, por el Senado como vicepresidenta que encabezará el Subsistema Nacional de Información Demográfica y Social, con 64 votos a favor, 26 en contra, 1 abstención.
¿Y qué significa esto?
Recomendamos leer los siguientes textos para dimensionar lo que sucede y puede suceder con esta designación.
- Cuidemos al INEGI y a los números públicos, de Luis Ángel Monroy-Gómez-Franco, sobre la relevancia de los números del INEGI y de las personas encargadas de ellos.
- Sobre las vicepresidencias del INEGI, también de Luis Ángel Monroy-Gómez-Franco, para entender qué es lo que hacen las vicepresidencias y cómo se verá afectado.
- Otra mujer al INEGI, de Rodolfo de la Torre, sobre la necesidad de que mujeres ocupen este tipo de cargos ejecutivos, pero nunca por encima de la ley.
- No es personal, es la ley, de Valeria Moy, a propósito de cómo los argumentos en contra de Merodio no tienen nada de personales.
- El cinismo de la clase política, de Miguel Guevara, sobre cómo parece que nadie busca cuidar las instituciones en este país.