Lo que necesitas saber:
En la ciencia, la imaginación implica la visión ficticia de modelos o mapas. Y eso es lo que se pudo comprobar que hicieron las ratas con los experimentos realizados.
Algo que bella y perturbadoramente describió Gunter Grass en su novelón La ratesa, ahora está casi confirmado por la ciencia: así como los humanos, las ratas tienen el poder de echar a volar la imaginación.
Se comprobó que las ratas pueden desplazarse usando sólo la actividad cerebral
La hipótesis surge a partir de que un grupo de investigadores del Howard Hughes Medical Institute descubrieron que las ratas tienen la capacidad de viajar por ciertos espacios sólo utilizando sus pensamientos. Y al decir “ciertos espacios” nos referimos a espacios en los que previamente exploraron.
Lo anterior para muchos sería señal de que tienen memoria, pero los investigadores van más allá y dicen que se puede sugerir que los roedores tienen algún nivel de imaginación: podrían, a placer, crear en su cabecita representaciones de lugares y visitarlos.
“Este es un elemento fundamental de un tipo específico de imaginación, que nos permite proyectarnos hacia el pasado o el futuro, dentro de un escenario determinado“, explicó el líder de la investigación, Chongxi Lai.
El experimento que se ha realizado para comprobar la idea de que las ratas tienen imaginación se describe en la prestigiosa revista Science y va más o menos así: a algunos roedores se les colocaron quirurgicamente electrodos en el cerebro, para luego ser echados a correr en una cinta dentro de una arena de realidad virtual inmersiva de 360 grados. Ahí se les indicó una meta a la cual debían llegar corriendo.
Según se explica, a medida que corrian en la rueda, las ratas iban logrando actualizar la pantalla de la realidad virtual, como si de verdad estuvieran viendo el entorno real. Esto, como primera fase del experimento, en la siguiente, ya no podían correr en la cinta: sólo podían desplazarse por el entorno virtual usando su actividad cerebral. Y bueno, aunque tardaron más, sí pudieron llegar a la meta usando su cabecita.
No sólo ellas se pueden imaginar recorriendo espacios, también imaginan objetos haciéndolo
El experimento subió de nivel, a un “modo Jedi”. Ya no eran las ratas las que harían el recorrido, sino que tenían que dirigir un objeto hacia una meta, usando sólo su actividad cerebral. Y, para sorpresa-perturbación del respetable, también pudieron con la tarea.
Mucha de la actividad cerebral de las ratas fue registrada en la región del hipocampo, en la cual, según describen los investigadores, se representan en mapas mentales espacios previamente explorados. Y bueno, ya que en los humanos la activación de la imaginación y los recuerdos se registra en dicha zona cerebral, entonces no hay por qué pensar lo contrario en las ratas.
Así que, quizás esas ratas que se toparon en la calle están imaginando qué harán la próxima vez que se crucen en su camino… o, como Gunter Grass narró, nosotros, la humanidad, existimos porque estamos siendo imaginados por un pequeño roedor.