Si la sexualidad humana es compleja y llena de misterios, la del Reino Animal lo es aún más. Pocas veces le prestamos atención a la vida sexual de algunos animales pensando que es monótona y aburrida. Grave error.

El portal ABC de España recopiló algunas de las rarezas sexuales más inquietantes del Reino Animal. Échales un ojo, hay unas que parecen completamente humanas, mientras que otras son verdaderamente extraordinarias.

1. Ellas prefieren a los machos que pueden hacer más de una cosa a la vez

Al igual que las mujeres, las ranas de la especie arbórea gris prefieren a los machos cuyo comportamiento demuestran la capacidad de hacer varias cosas a la vez. Cuando los machos de esta especie interpretan su “balada del amor” como ritual de apareamiento, las hembras eligen a los que realizan estos cantos de formas largas y frecuentes, y simultáneamente realizan una especie de baile. Así, los macho multitarea resultan sexualmente más atractivos para las ranas.

Al parecer lo mismo ocurre con los humanos, me han contado.

2. Causar celos, como método de atracción

Nada hay más atractivo para las hembras del pez poecilla mexicano, como ver que aun macho le guste… otro macho. Así es, diversos experimentos con esta especie demostraron que los peces “gays” de esta especie son sexualmente más atractivos para las hembras que los peces heteros, sin importar que estos fueran más grandes o llenos de color.

Ni hablar, hay quienes nacieron para perder…

3. El crustáceo que viven bien lejoooooos

El percebe es un crustáceo famoso por tener el pene más largo que su propio cuerpo. El que estén tan bien dotados no es una casualidad, ya que estos animalitos pasan su existencia pegados a una roca, por lo que usan la longitud de sus penes para poderse reproducir a pesar de la distancia.

(Ahora entiendo porque las muchachas me apodaban “el percebe” en la Universidad).

Por si esto fuera poco, la especie Pollicipes polymerus, que vive en la costa noreste del Pacífico, desarrolló otra estrategia para cuando no alcanzan a la hembra: disparan esperma a las corrientes marinas y así llegan a sus hembras.

Ahora sí que sueltan el chisguete.

4. El macho más huevudo con más blanquillos

Si los comparamos con el resto de su cuerpo, el saltamontes casero affinis Platycleis tiene unos testículos de gran tamaño. Para que se den una idea el 14% de su masa corporal la ocupan sus testículos. Eso sí, esas dimensiones no están relacionadas con una mayor cantidad de esperma, como podría pensarse.

5. Los machos que no consiguen sexo se tiran al vicio

En las moscas comunes, los machos que no consiguen tener sexo beben alcohol compulsivamente. En pruebas científicas se ha visto que al ser encerrados en un contenedor de comida con y sin alcohol, los machos que no habían copulado optaban por la comida con alcohol. La explicación es que los niveles del neuropéptido F en los cerebros de los machos rechazados era muy bajo, por lo que buscaban intoxicarse para compensar esta disminución.

Este hecho, además de curioso, podría arrojar datos interesantes sobre el estudio de las adicciones en los humanos.

6. La fabulosa vida sexual de un calamar

Los calamares son los animales de las excentricidades sexuales. Por ejemplo, la hembra de una especie que vive en el sur de Australia se traga gran parte del semen que eyacula su pareja, a fin de obtener de este fluido los nutrientes y la energía que necesita para la fecundación.

Durante el acto, el macho Sepiadarium austrinum dispara varios espermatóforos (son una especie de penes voladores o cápsulas que contienen espermatozoides y cuyo objetivo es el órgano sexual femenino). Al recibirlos, las hembras se ayudan de sus tentáculos para poner rápidamente sus óvulos sobre ellos y lograr la fertilización. Los espermatóforos sobrantes son devorados por la hembra.

¡Está bien, no hay por qué ser desperdiciados!

Hablando de calamares, los especímenes del Euprymna tasmanica, que habita en las aguas australianas, practican sesiones interminables de sexo que duran en promedio tres horas. Tanto empeño le ponen que después tienen problemas para nadar correctamente durante la siguiente media hora.

Finalmente, los de la especie Octopoteuthis deletron viven en las profundidades más oscuras del océano, por lo que al no ver, se aparean a diestra y siniestra con machos y hembras. Osea, agarran parejo. Y es que la diferencia entre los sexos en esta especie es tan pequeña y los encuentros sexuales no tan comunes, que cuando se topan con alguien entre la oscuridad pues aprovechan.

7. La muerte después del goce

Los machos de la araña pescadora (Dolemedes tenebrosus) mueren espontáneamente horas después de aparearse. Según se ha visto, el macho dobla sus patas debajo del cuerpo, se queda inmóvil y su corazón deja de latir.

Tssss… ahora sí que se deja ir.

Lo más perturbador viene después, cuando la hembra devora el cadáver. Como quien dice, se lo da completito.

8. El romanticismo SIEMPRE funciona

La araña Argiope keyserlingi gusta de los cortejos y el romance “a la antigüita”. Durante el cortejo, el macho de esta especie debe ejecutar una danza amorosa para convencer a la hembra de tener o no sexo con él. Una vez conseguidos los favores sexuales de la damisela, ella decide si el galán seguirá vivo o no. Si el macho consigue copularla de forma lenta y cadenciosa, se le perdona la vida, si en cambio se apresura, la hembra se molesta y se lo come.

Para estas especies de araña ser eyaculador precoz sí que es un gran problema.

¡Qué les parecieron! Para que vean que el mundo animal es más complejo de lo que pensamos.

*** Vía ABC España

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