Para bien o para mal, vivimos en la era de la imagen digital y todo el tiempo tenemos una enfermiza manía por estarnos fotografiando. Prueba de ello son las selfies, esos monumentos instantáneos al ego que invaden las redes sociales como peste.
Esta moda ha sacado a varios de sus casillas, tanto que incluso se acuñó el término Photobomb, para describir esa acción vandálica, pero muchas veces necesaria, de echar a perder las fotografías del prójimo. Sin embargo, los humanos son unos seres tan inteligente, que a veces no necesitan que nadie les haga la maldad y solitos echan a perder todo.
A continuación, una breve pero divertida galería que nos muestra lo que pasa cuando por descuido, no nos fijamos que detrás de nosotros hay algo que no debe salir en esa imagen que con tanta emoción compartimos en la red. Encuerados, gente haciendo sus necesidades, niños que le quitan lo sensual a una fotografía, etc.
Quizá algunas de estas fotografías ya las habían visto, pero qué diablos, es sábado y no hay nada mejor para relajarnos que ver a otros pobres haciendo el ridículo.
Aderezando la comida:
Limpiando la salida de emergencia:
No sabemos qué está más fuera de lugar, si los chones con estampado felino, que la mitad de la serie navideña esté fundida o la tristeza de la señora detrás de la puerta…
¿Campeones de la Copa América? ¡Pos me encuero!
Un clásico del internet: El tamarindo.
Esto pasa cuando por andarte tomando selfies, no tienes tiempo ni de darle agua a tu hijo:
WTF?!?!
Siempre hay un niño gordo arruinando los mejores momentos:
Definición gráfica de MILF:
Si son adictos a tomarse fotos todo el tiempo, pónganse abusados, no vayan a terminar un día en una galería como la que acabamos de ver.