El transporte público concesionado es deficiente. ¿Quién puede negarlo? Ayer por ejemplo, cobró la vida de dos personas de edad avanzada en Xochimilco, lo que provocó la ira de la gente que vio el incidente y la suspensión temporal de la Ruta 76. Es necesario reflexionar y buscar soluciones urgentemente. Por ello uno de nuestros colaboradores nos contextualiza de este problema a través de una investigación realizada entre los usuarios para encontrar posibles soluciones. En esta primera entrega, hablaremos de la problemática que enfrentan los usuarios. Espera dos entregas más el día jueves 06 de febrero y el día lunes 17 de febrero.
El transporte público en la Ciudad de México es un servicio que realiza 20.57 millones de viajes diarios en toda la zona metropolitana del Valle de México.Nosotros creemos que es deficiente por tres factores, por los usuarios, por los choferes y por la policía de tránsito.
Es fundamental aplicar ejercicios de rendición de cuentas desde las organizaciones civiles para mejorar la provisión y calidad de los servicios públicos, sobretodo en el transporte público que carece de capacitación tanto de los usuarios como de los chóferes y de los propios elementos de seguridad que serían los encargados de regular esas fallas.
De acuerdo con un diagnóstico realizado en 2007 por el Fideicomiso para el Mejoramiento de la Vías de Comunicación (Fimevic) del Distrito Federal. Más del 60 por ciento (de los 21 millones de usuarios) se traslada a bordo de microbuses, combis y taxis, pese a su mal servicio.
Diariamente podemos ver a través de las noticias que los microbuses contribuyen a cifras de accidentes, fatalidades, crimen y corrupción.
Algunas experiencias de los usuarios.
Caso Xochimilco
Aparentemente por ir a exceso de velocidad, Fernando Berrocal González, chofer de un microbús de la Ruta 76, atropelló y mató a dos ancianos en la delegación de Xochimilco, lo cual provocó que vecinos se manifestaran, intentaran linchar al operador y exigieran la presencia de autoridades delegacionales en el lugar de los hechos.
Nora
Atorada en el tráfico de Viaducto Tlalpan, Nora tiene que acomodarse constantemente debido a que el pesero, después de unas cuantas paradas, trae 40 pasajeros a bordo. El vehículo es un Casavan Chevrolet modelo 91 y sólo cuenta con una capacidad de 23 pasajeros.
No importa qué tanto espere, cada microbús parece ir más lleno que el otro; y probablemente así sea, pues el 30% de todos los viajes diarios que se realizan en la zona metropolitana ocurren entre las 6 y 9 de la mañana.
Christian
Un miércoles de hace algunos años, un chofer manejaba a exceso de velocidad intentando ganarle el paso a otra unidad para abordar más pasajeros y por ir concentrado en rebasar, no notó que un ciclista iba del lado derecho, así que lo atropelló con la llanta trasera de su vehículo, provocándole la muerte. Según el reglamento de tránsito el microbusero debía tener un espacio de un metro para dejarlo maniobrar y en vías secundarias la velocidad máxima será de 40 kilómetros por hora. Lo cual no ocurrió.
El pasajero capitalino, durante la hora pico, tiene que soportar los pisotones, arrimones y empujones en un transporte que, en muchos casos, no tiene otra alternativa. En el caso de no haber alcanzado lugar sentado, tendrá que recorrerse y descubrir nuevos rincones en un vehículo que a pesar de ser una caja con capacidades físicas bien definidas, desafía aquella ley que dice “que dos cuerpos no pueden ocupar un mismo espacio”. El chofer subirá pasajeros hasta que el camión vomite gente.
Cada día es más complicado encontrar a alguien que no tenga una historia que contar: prácticas que ponen en riesgo a los usuarios, maltratos, groserías y abusos son adjudicados a los operadores. Así es la ruta de camino al trabajo de Nora. Quizá un día a bordo de alguna unidad sufra un accidente, un choque o un asalto; o cualquiera de los factores que sazonan la vida capitalina durante las horas más caóticas de la ciudad.
Este tipo de información difundida por los medios no es el factor único de la imagen estigmatizada que existe sobre los peseros. Diariamente como usuarios, peatones y conductores vemos a las unidades manejando de manera imprudente y sin un interés por los demás conductores, incluso los propios pasajeros que somos testigos de violaciones del Reglamento de Tránsito.
Para tener una idea sobre como al gente percibe los microbuses salimos a la calle y realizamos una breve encuesta en el trayecto de la ruta 34 (metro General Anaya a Metro Ciudad Universitaria).
Los factores que medimos fueron:
- ¿Los microbuses manejan de manera imprudente?
- ¿Es un transporte seguro y cómodo?
- ¿Has sido testigo de algún accidente o una violación del reglamento de Tránsito?
¿Y nosotros cómo usuarios hacemos para mejorar esto?
Del otro lado de la moneda, tampoco estamos haciendo las cosas de manera correcta. En una segunda encuesta preguntamos a la gente:
- ¿Hace paradas en los sitios asignados?
- ¿Distingue una unidad de transporte pirata de una que cumple con lo señalado por la ley?
- ¿Revisa antes de abordar la unidad que cumpla con los permisos necesario?
- ¿Ha circulado en unidades con las puertas abiertas?
Buena parte de los encuestados no conoce bien como debería funcionar un microbús y no sabe qué hacer cuando se enfrente a una situación desagradable a bordo de alguna unidad.
Soluciones
Recientemente se habla de una ley de movilidad en la que se le de preferencia a los peatones. Cuando se hace uso de este transporte público, el conductor, conforme a lo establecido en el Reglamento de Transporte del Distrito Federal, esta obligado a tener siempre vigente un seguro de responsabilidad civil por daños y perjuicios que puedan causarse a los usuarios o a terceros en sus personas o bienes. ¿Quién exige este derecho?
Según un operador de locatel, si el usuario quiere denunciar a un microbús por algún problema, ya sea violación del reglamento o queja, tiene que marcar a locatel, quienes generan un reporte a través de la mañana y lo canalizan a la Setravi, que a su vez tomarán las medidas adecuadas, como una llamada de atención, inspección o incluso quitarle el tarjetón.
El transporte público sería una buena alternativa en lugar de un vehículo personal, ya que es barato, eficiente y amigable con el medio ambiente; si todos pusiéramos de nuestra parte.
Existen cuatro nombres de la autoridad que tenemos que recordar, son los personajes que pueden hacer algo en el caso de que el chófer incurra en una falta: Setravi, INVEA, Locatel y Policía de tránsito. En nuestra próxima entrega hablaremos de estos últimos y del papel que juegan para que esto funcione.