El 8 de agosto de 2013 el narco de narcos salió caminando por su propio pie y libre de cargos de un penal estatal de Jalisco luego de pasar 28 años en prisión. Este 15 de julio se habla de la detención -de nuevo- de Rafael Caro Quintero en un operativo gigante.
En adelante hablaremos de quién es este capo mexicano. Durante los 80 fue conocido como «el Narco de narcos» forjó una ‘leyenda’ en torno a su persona y sus actividades, que le merecieron corridos, parodias, películas, canciones del Tri, temas de hip hop y hasta documentales.
Rafael Caro Quintero
Rafael Caro Quintero nació un 3 de octubre de 1952 en La Noria, Badiguarato, un municipio en la zona montañosa de Sinaloa, (coterráneo de el Chapo). Fundó, junto con Miguel Ángel Félix Gallardo y Ernesto Fonseca Carrillo, el Cártel de Guadalajara, organización dedicada al tráfico de drogas, principalmente, a Estados Unidos.
En 1985, el Ejército Mexicano destruyó un gran plantío de marihuana, en el Rancho El Búfalo, Chihuahua, propiedad de varios narcotraficantes y se “descubrió” que el responsable del sembrío de marihuana a forma de forraje para ganado, era Rafael Caro Quintero. Estamos hablando d una cantidad de marihuana que garantizaba el consumo norteamericano por varios meses(hasta 11 mil toneladas).
Posteriormente se supo que las autoridades mexicanas avisaron a los traficantes sobre el operativo, diez horas antes de que se llevara a cabo, por eso en ese momento no agarraron a ningún líder importante.
Van algunos datos importantes: el operativo casi se cancela, porque los camiones que abastecerían el combustible fueron enviados “por error” al lugar equivocado.
Los gringos pusieron doce helicópteros, pero sólo uno estuvo listo. No llegó la gasolina. En El Búfalo encontraron a ocho agentes de la DEA trabajando para Quintero
Poco después, el 7 febrero de 1985, hombres armados secuestraron al agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar y al piloto mexicano, Alfredo Zavala Avelar en la carretera Guadalajara-Chapala. Ofrecieron una recompensa para encontrar a Camarena. Al poco tiempo, cerraron la frontera con la operación Intercepción II y luego la operación Leyenda.
En ese momento, el Presidente Reagan llamó al presidente Miguel de la Madrid para instar a que los asesinos fueran capturados. Guadalajara era el principal centro de operaciones del narcotráfico nacional e internacional. Introducía 38% de la heroína consumida en Estados Unidos.
Los cadáveres de Camarena y Zavala fueron enterrados en un terreno del Parque La Primavera de Guadalajara. Sin embargo, como ahí mismo habían sepultado a otros ejecutados, decidieron sacarlos del lugar. Los tiraron en Michoacán: aparecieron un mes después del secuestro al lado de un rancho llamado El Mareño, a unos 100 kilómetros de Guadalajara, propiedad del ex diputado michoacano Manuel Bravo Cervantes. Agentes federales recibieron un pitazo acerca del lugar.
Se dice que Miguel Ángel Félix Gallardo fue quien ordenó el secuestro y asesinato de Camarena, quien se había infiltrado con el cártel al grado de ganarse la confianza de los jefes (quienes sabían que era policía) además era compadre del propio Caro Quintero. La PGR recibió un anónimo desde Los Ángeles con la localización de los cuerpos que habían fallecido por tortura.
El 2 de marzo rodearon el rancho y se armó un tiroteo con los dueños, quienes dudaban que se tratara de policías. Terminaron muertos el dueño, su esposa y sus tres hijos. Los agentes mexicanos, asesorados por efectivos de la DEA, pensaban que ahí podían estar los cuerpos de Camarena y Zavala. Nada, no encontraron nada. Tres días después, el gobernador de Michoacán, Cuauhtémoc Cárdenas, protestó por “el atropello” contra los dueños del rancho y la presencia de los federales, sin que le hubieran dado aviso.
Rafael Caro Quintero fue capturado en Costa Rica, a donde había huido en compañía de su novia Sara Cristina Cosío Vidaurri Martínez (a, sobrina del presidente del PRI en el Distrito Federal.) La DEA llegó hasta Quintero por las llamadas de Sara a sus padres; lo encontraron encamado con Sara, la policía de Costa Rica, los arrestó, y fueron trasladados a la cárcel en México. Como Sara Cristina era menor de edad, fue regresada a sus padres.
“Yo no estoy secuestrada, yo estoy enamorada de Caro Quintero”, fueron las palabras de Sara Cristina Cosío Vidaurri Martínez.
(no les ponemos foto de Sara porque no hay)
Cuando el capo fue detenido Centroamérica se le decomisó: un arma chapada en oro con incrustaciones de diamantes, 300 mil dólares en efectivo, joyas por un valor de 1 millón de dólares y dos carros de lujo (un Mercedes Benz, placa de Misión Internacional MI 12-31, y un Toyota deportivo MR2
El cuñado del ex presidente de la República Luis Echeverría, Rubén Zuno Arce purgó una condena por la muerte de Camarena. La fiscalía acusó a Zuno porque la tortura y ejecución del agente Camarena y el piloto Zavala se llevaron a cabo en una casa de Guadalajara que había sido de su propiedad. Durante el juicio Zuno aportó pruebas de que esa vivienda la había vendido meses antes (copias de cheques, contrato, recibos telefónicos), pero el jurado, influido por la Fiscalía (alegaba que en México cualquier documento se puede comprar), las desechó.
El caso fue un escándalo en México y Estados Unidos: los testigos comprados e inducidos por la fiscalía y efectivos de la DEA intentaron involucrar en el caso a los ex presidentes Echeverría, José López Portillo y De la Madrid, así como a dos miembros del gabinete de este último: Juan Arévalo Gardoqui, ex secretario de Defensa, y el secretario de Gobernación, Manuel Bartlett.
Luego de la aprehensión de Rafael Caro Quintero en 1985 circularon algunas grabaciones en que supuestamente afirmaba que él pagaría la deuda externa si lo dejaban trabajar en paz. Mucha gente pensó que se trataba realmente de Caro Quintero, pero era una parodia de un comediante. El comentario tocó las fibras de los mexicanos en un momento en que “la deuda externa” se había convertido en la culpable de las dificultades económicas de la gente durante las crisis; estas grabaciones se convirtieron en un símbolo de orgullo popular ante la crisis y un sistema político tan inepto como insensible a las necesidades sociales durante los años 1980.
Proceso publicó una entrevista en la que el capo habla de si mismo:
“Yo nací el 24 de octubre de 1954 en el rancho “La Noria” en Sinaloa, municipio de Badiraguato, a unas dos horas y media de Culiacán Soy hijo de Emilio Caro Payán y de Hermelinda Quintero Fuimos doce hermanos, dos murieron; de los varones soy el mayor Mi padre murió cuando yo tenía 14 años. Crié a todos mis hermanos y espero seguirlos criando, pues la más chica de mis hermanas tiene 16 o 17. Mi padre se dedicó a la ganadería y a la agricultura, rentaba tierras en la costa. No tenía mucho dinero porque no somos ricos de abolengo, pero sí teníamos para comer. Tengo muchos recuerdos de mi infancia, porque sufrí mucho con mi familia, batallamos mucho a la muerte de mi padre, pero mi madre nos sacó adelante a todos. Estudié hasta el primer año de primaria. De niño mis juguetes eran la pala y el rastrillo, sembraba maíz, frijol y trigo y arriaba el ganado. A los 23 años me casé con la que es mi esposa, de nombre Elizabeth. Tenemos cuatro hijos, el más pequeño de cinco años de edad. Cuando cumplí 25 años me fui a Caborca. Allí me dediqué a la compraventa de ganado Luego conseguí un permiso para exportar reses a los Estados Unidos. Después me fui a Guadalajara donde entré en sociedad con un amigo, teníamos un ranchito que ahora está decomisado. Fueron tiempos difíciles porque pedía yo de fiado hasta los puercos. Pero la gente me ayudó mucho y fui invirtiendo poco a poco, cuando todo estaba más barato Así salí adelante, pero ahora todo se vino abajo con mi estancia en el bote”
Había una fascinación por el carismático campesino sinaloense que apenas había estudiado hasta primero de primaria en su pueblo natal La Noria, algunos decían que era la reencarnación de Pedro Infante: campesino que migra a la ciudad, macho juguetón, simpático, rico pero sencillo, carismático y mujeriego.
Incluso, el canónigo Raúl Soto Vázquez ofició en la Basílica de Guadalupe una misa en la que reconoció en su homilía que narcotraficantes como Rafael Caro Quintero y Amado Carrillo, El Señor de los Cielos, entre otros, habían hecho importantes aportaciones a la iglesia católica.