En el 2012 desaparecieron de la galería Kunsthal de Rotterdam, siete cuadros de artistas con nombres tan grandes como el de Picasso, Matisse y Monet. Este fue uno de los mayores robos de arte en más de una década en Holanda.

Si los cuadros hubieran sido rematados en el mercado negro hubieran llegado a las decenas de millones de dólares, pero no fue así, ya que terminaron en el fuego.

La sospechosa de tal crimen contra la humanidad es Olga Dogaru, madre de Radu Dogaru, el cual es uno de los tres sujetos que encarcelaron en enero por el robo de los cuadros.

La mujer expuso que sintió miedo cuando su hijo fue detenido, así que decidió esconder las pinturas en una casa abandonada, después en un cementerio, pero, cuando la policía comenzó a buscar las pinturas en su pueblo,  la señora decidió desenterrarlas y prenderles fuego.

La señora dijo:

«Primero preparé el fuego en la chimenea de mi cuarto de baño. Luego fui hasta el cementerio y desenterré los cuadros, y los llevé a mi casa. Metí la bolsa en las que estaban las siete pinturas en la chimenea, puse madera, zapatos, botas de goma y esperé a que se quemaran por completo»

Añadió que lo hizo así para que no hubiera pruebas y los detenidos fueron liberados.

Pero bueno, ahora su hijo no sólo se quedará en la cárcel, sino que además la señora ha logrado privarnos de las obras de algunos de los más grandes artistas que ha dado el mundo.

Los cuadros en cuestión son: Cabeza de arlequín de Picasso (1971), La lectora en blanco y amarillo de Henri Matisse (1919), además de obras de Monet, Gauguin, Meyer de Haan y Lucian Freud. (Dos de las pinturas ilustran esta entrada).

 

***Vía Infobae

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