Es indiscutible que lo que menos pensamos cuando nos echamos un cuba libre es en la historia de la revolución cubana (de hecho raramente nos ponemos reflexivos). Sin embargo, estando sobrios, conocer la historia detrás del bacacho y la revolución cubana resulta sumamente interesante.
Pocos conocen la historia del Bacardí y de cómo el ron más tomado de México está íntimamente relacionado con la historia de Cuba, con su vida independiente y con la Revolución Cubana.
Hay muchas historias de poder y de problemas políticos que tal vez nunca lleguemos a conocer cabalmente cuando hablamos de la relación del régimen revolucionario y la fabricación del ron.
La historia comienza en 1862, cuando Don Facundo Bacardí Massó, abrió en Cuba, su primera destilería y puso a la venta un licor que sólo consumían obreros y marineros. Esta bebida se convirtió en la favorita de los isleños y de escritores de la talla de Ernest Hemingway. De hecho, el escritor rentó la famosa Finca Vigía en la isla en donde se volvió un aficionado de los gatos y el ron.
Cuenta la leyenda que en los veintidós años que vivió en Cuba, tanto fue su gusto por el ron que inventó el Double Frozen Daiquiri: 2 y media onzas de Bacardí blanco, el jugo de dos limones, media toronja y seis gotas de licor marrasquino con mucho hielo frappé (tomaba dieciséis de estas refrescantes bebidas diariamente). Y no, a Hemingway no le daba cruda.
Fue por esos años (los años 20) que llegó la ley seca a Estados Unidos y Cuba se volvió el paraíso del ron: una de las atracciones necesarias era tomarse un buen trago de Bacardí. El tiempo pasaba y Bacardí inició su expansión internacional abriendo sucursales en Barcelona y, en 1931, en México.
Aquí es donde se pone interesante: Cuba se independizó en 1902 fue el lugar en donde Bacardí comenzó su enorme producción. La familia Bacardí era antiimperialista y progresista. Lucharon contra los españoles y contra los norteamericanos cuando tuvieron que hacerlo para defender a Cuba, Emilio Bacardí, fue encarcelado en dos ocasiones por el gobierno español en las costas de Marruecos por su actividad revolucionaria.
Luego llegó la revolución cubana, un momento de cambio importantísimo para el mundo. Fulgencio Batista encabezaba un gobierno de facto desde 1952. Dos años después simuló unas elecciones en las que resultó “electo” presidente de la república. Batista rompió el orden constitucional e instauró una dictadura militar. Aumentó el salario de las fuerzas armadas y de la policía, se aumentó el sueldo, suprimió el derecho de huelga, restableció la pena de muerte y suspendió las garantías constitucionales. Los cubanos no le perdonaron violar la Constitución para llegar al poder y se armó la revolución.
Es cierto que en un principio, los Bacardí se opusieron al dictador Batista e incluso apoyaron a Fidel Castro. Todos eran revolucionarios a finales de los cincuenta, hasta 1960, se opusieron en algún momento a la dictadura de Batista y respaldaron a la revolución. Uno de los altos ejecutivos de Bacardí era el padre de Vilma Espín, la joven guerrillera que sería la esposa de Raúl Castro, el hermano de Fidel.
En particular, José Bosch, el primer ejecutivo de la compañía de ron acompañó a Castro en 1959 a su primer viaje a Estados Unidos y permitió que algunos de sus empleados se vincularan a la milicia castrista. La Revolución Cubana en 1959, indudablemente impactó en América Latina. Para muchos significó, en su momento, valores como la justicia, la igualdad y la libertad.
Sin embargo, cuando la revolución trinfuó, llegó un momento en que se redicalizó el poder comunista y la relación del régimen con la familia Bacardí, cambió. Comenzaron las nacionalizaciones de las empresas y la familia Bacardí dejó de apoyar al régimen: aquellos días de sol, playa y mojitos con ron cubano terminaron en 1960, cuando el gobierno cubano se apoderó de las destilerías de los Bacardí después de la revolución y la familia tuvo que exiliarse.
Los Bacardí tuvieron que encontrar una nueva ubicación para su sede central, lograron conservar su marca internacional en tribunales, aunque perdieron fábricas y cultivos.
Gracias a la Revolución se creó la defensa de valores como la soberanía, la justicia y la igualdad pero, con el tiempo, el precio de éstos fueron algunos quizá más fundamentales, como la libertad.
La familia Bacardí ya se había enfrentado a muchos problemas en el pasado, vivió guerras, epidemias, y la destrucción más de una vez de todo su patrimonio. Siempre fue desafortunado que el régimen de Castro se haya llevado tan mal con los productores del ron, quienes siempre se sintieron cubanos de corazón y siempre trataron de producir su ron, sin importar los obstáculos: sí, el ron siempre ha sido y será cubano.