Para medir el desarrollo de un país y la capacidad que su sociedad tiene de satisfacer las necesidades humanas, no basta conocer su producción económica, también es necesario considerar otros factores, como su educación, o su nivel de salud. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo México:
El desarrollo humano consiste en la libertad que gozan los individuos para elegir entre distintas opciones y formas de vida. Los factores fundamentales que permiten a las personas ser libres en ese sentido, son la posibilidad de alcanzar una vida larga y saludable, poder adquirir conocimientos individual y socialmente valiosos, y tener la oportunidad de obtener los recursos necesarios para disfrutar un nivel de vida decoroso.
La ONU realizó su estudio anual recientemente en nuestro país. Aunque México quedó catalogado como un país que tiene “alto desarrollo humano”, esta situación no es regular en todos los criterios. Particularmente, México tiene una crisis educativa alarmante. Todo parece indicar que la decapitación del Sindicato de Trabajadores de la Educación no fue respuesta suficiente ante un problema que engloba a maestros, alumnos y los esquemas y aspiraciones culturales de nuestro país.
El problema educativo es tan grave, que el promedio escolar de nuestros estudiantes está debajo del de algunos países que se encuentran en “bajo desarrollo”. Los mexicanos cuentan con una escolaridad media (años que han estudiado los adultos) promedio de 8.5 años, lo que significa que la mayoría de los mexicanos no terminaron la secundaria. Por otro lado, la expectativa de escolaridad, es decir, el tiempo que se estima que pasarán los chicos en la escuela antes de dejarla es de 12.8, lo que significa que la mayoría de los niños sólo llegarán al final de la preparatoria.
Botsuana, un país de bajo desarrollo, tiene una escolaridad de 8.8 años, mientras Ruanda, que está en la misma categoría, tiene una expectativa de escolaridad de 13.2 años.
Aunque México sigue en la categoría de país “de alto desarrollo”, cayó respecto a la medición del año anterior al contar una calificación de 71. Chile encabeza la lista latinoamericana con 41, seguido de Cuba que tiene una calificación de 44. Argentina se encuentra en tercer lugar, con una calificación de 49.
Dentro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), compuesta por 34 países, en su mayoría europeos y norteamericanos, México ocupa el último lugar en la proporción de alumnos en pobreza que alcanzan buenos desempeños. Mientras el promedio es de 6.8%, en nuestro país es de 3.8.
De acuerdo con la última prueba PISA, la capacidad del país para brindar a los alumnos condiciones educativas adecuadas es baja. La diferencia entre alumnos pobres y ricos es de 2 años de escolaridad.
Evaluación docente
Por otro lado, según la evaluación realizada por el Sistema Educativo Nacional, 79 mil 32 aspirantes a una nueva plaza de maestro en México fueron considerados “no idóneos” para ocupar el puesto, lo que representa un 61% de los que presentaron la prueba.
De los 51 mil 471 de los que aprobaron el examen, sólo 130 mil 503 obtuvieron la mejor calificación. No obstante, el 67.3% de los que lograron resultados satisfactorios no obtendrán una plaza porque no hay lugares suficientes: sólo hay 16 mil 505 disponibles.
El problema educativo de nuestro país se debe a varios factores: falta de una formación adecuada de los profesores, pero también una falta de criterios adecuados para medir su capacidad por parte de las instituciones; la falta de un modelo educativo más adecuado a las necesidades específicas de cada comunidad, pero también la negativa de muchos centros educativos a intentar alcanzar buenos resultados en pruebas internacionales. Algunos países, como Finlandia, que cuentan con modelos más cercanos a las necedades particulares de las localidades, también logran los mejores resultados en habilidades matemáticas y de lenguaje.
Aunque un aumento en la inversión en educación sería deseable (panorama que parece lejano dada la nueva deuda pública de Pemex, equivalente a más del 10% del PIB y que se suma a muchas otras), una respuesta económica no es suficiente. México necesita un cambio en sus esquemas educativos.