Cuando fue el auge de los movimientos autodefensas en México, se advirtió de la «colombialización» de dichos movimientos y la preocupación del Estado al respecto. Esta «colombialización» se refería a la existencia de las FARC, y ahora que se cumplen 50 años de su existencia sería bueno ver qué son ¿no creen?
Usualmente la gente asocia México con narcotráfico (muy a nuestro pesar), de la misma manera, la gente asocia Colombia con la cocaína las FARC, son elementos que no podemos ignorar y así como parte de Colombia son Gabriel García Márquez, Sofía Vergara o el buen café, también lo es este grupo.
Si alguien cree que el siglo XIX mexicano es una locura, no ha revisado el colombiano, los conflictos internos y la inestabilidad nacional (guerra tras guerra, tras enfrentamiento, etcétera) fueron una constante en pleno siglo XX cuando comenzó la dictadura del General Gustavo Rojas Pinilla, y contra la cual se unieron liberales y conservadores con la creación del Frente Nacional que planteaba, según ellos, un regreso a la democracia electoral que repartiría la alternancia en la presidencia de ambos partidos.
Esto parecería la cosa más bonita del mundo (sobre todo si uno estaba dentro de cualquiera de ambos partidos), pero el Frente excluyó otras ideologías políticas y no eliminó los problemas económicos y sociales que sufría el pueblo colombiano.
Así es que a partir de 1964 nacieron varios movimientos, entre ellos las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), un movimiento que denominaba a sí mismo como marxista-leninista y que después tomó el título de bolivariano. El grupo guerrillero es dirigido por un secretariado con siete miembros cuyo actual líder es el comandante en jefe Rodrigo Londoño Echeverri, alias «Timochenko».
A pesar de su increíble poder (son el grupo rebelde más antiguo y grande de Latinoamérica), las FARC han perdido fuerza en los últimos años, de 16 mil elementos efectivos que se calculaba que tenían, ahora se cree que tienen 7 mil 800, según Human Right Watch, el 20 o 30 % de estos elementos serían menores de 18 años y habrían sido reclutados a la fuerza.
Por otro lado, los comunicados de esta organización informan que su objetivo es acabar con las desigualdades sociales, políticas y económicas, la intervención militar y los capitales estadounidenses en Colombia.
Después, en los 80, nacen grupos de autodefensa paramilitares, algunos apoyados por hacendados, multinacionales extranjeras, narcotraficantes, sectores de la sociedad civil y del mismo gobierno (aunque de manera indirecta) para combatirlos.
Son una organización que ha realizado varias prácticas ilegales, como el narcotráfico, el asesinato de miembros del gobierno, policías, militares y miembros de la sociedad civil. Además del secuestro con fines políticos o extorsivos: atentados con bombas y armas convencionales; destrucción de puentes, carreteras, estaciones de policía, etcétera.
No son un grupo marginal, de hecho el gobierno colombiano ha tenido que dialogar con ellos, gracias a que tienen influencia en 24 de los 32 departamentos de Colombia.
Desde el 2012, el gobierno del presidente Santos desarrolla un proceso de paz con la guerrilla. Los diálogos se han realizado en La Habana, Cuba.
«Timochenko» aseguró que su grupo negocia un acuerdo con el gobierno colombiano porque está interesado en la paz y no porque esté debilitado:
«Estamos en La Habana porque soñamos con una paz efectiva»
Las elecciones colombianas
Ya fue la primera ronda de las Elecciones en Colombia y por ahora va ganando el uribista Óscar Iván Zuluaga por encima de José Manuel Santos, el actual presidente de Colombia y quien ha dirigido los diálogos de paz. Pero si gana Zuluaga tal vez esos diálogos se caigan, ya ha adelantado el uribista que no dialogará con esa organización hasta que capitulen (recordemos que el ex presidente Álvaro Uribe tampoco era muy partidario del diálogo con las FARC).
Hay que resaltar que para el gobierno colombiano las FARC son terroristas, así como para otros países como Perú, Chile, Nueva Zelanda, la Unión Europea y los Estados Unidos. En cambio, en países como Brasil, Argentina, Ecuador y Venezuela, son grupos «irregulares», aunque han aclarado que están en contra de los métodos que han utilizado para su lucha, como el secuestro o el narcotráfico.
¿Son lo mismo que las autodefensas mexicanas?
Durante todo el año pasado varios especialistas mostraron su temor de que las autodefensas mexicanas derivaran en una especie de FARC michoacanas. Pero como vemos, la complicada historia de Colombia ha posibilitado su existencia como una fuerza no solo militar, sino también política, y estos grupos tienen una ideología y un programa, las necesidad y la pugna por el poder entre varias facciones políticas posibilitaron su existencia. En contraste con las autodefensas mexicanas, las cuales nacieron de la ineptitud del Estado mexicano de brindar seguridad y de la perpetuación de sus procesos perversos que alimentan al narcotráfico (como las políticas públicas fallidas que no han eliminado la pobreza, la corrupción o la Guerra contra el Narcotráfico) creando, no un Estado fallido, sino un Estado narcotraficante (en el sentido de que sus propias prácticas posibilitan la existencia del narco tal y como lo conocemos). Es el vacío de poder que crean las prácticas como la corrupción lo que hicieron necesaria la existencia de algún grupo que garantizara la seguridad de la población ante el Estado corrupto y los grupos criminales.
Por otro lado, la perversión y la confusión dentro del movimiento se notó (podríamos arriesgarnos a hacer una hipótesis) a partir de la intervención del Gobierno federal en el caso de Michoacán, con estrategias muy parecidas a la creación de autodefensas paramiliares por parte del Estado colombiano. Las peleas entre los líderes autodefensas y lo que parece ser una guerra sucia en contra del doctor Mireles o Hipólito Mora (así como entregarle cierta ventaja a polémicos grupos como los de Simón el Americano) han funcionado para crear confusión dentro de los movimientos y desligitimarlos.
Si nuestra hipótesis fuera cierta, la colombialización de las autodefensas solo sería posible (y solo como mera posibilidad) hasta que el Estado comenzó a imitar las estrategias del Estado colombiano.