Uno de los puntos más álgidos de la discusión entre Estados Unidos y México —o el acuerdo entre Ebrard y Trump, como le quieran decir— es la posibilidad de convertir a nuestro país en un Tercer País Seguro. A la administración del republicano le urge que digamos que sí, las autoridades locales han dicho públicamente que no lo van a aceptar… y a todo esto, ¿a nosotros qué nos tocaría hacer? ¿Qué significa este concepto?
Vámonos directo al grano para que esto no se ponga enredado.
Con esto de que Trump ha estado insinuando que aún no se revela del todo lo que la Delegación Mexicana prometió, para llegar un acuerdo, Monreal ha dicho que “no hay nada de qué preocuparse”… Eso sí, que nada de “tercer país seguro” https://t.co/58azbcGJlV
— Sopitas (@sopitas) 11 de junio de 2019
La noción de un Tercer País Seguro tiene más de 70 años rondando por ahí, pues surgió en la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951. Cuando se firmó —ratificada por 145 países— y se desarrolló la idea de no devolución.
Eso significa que una persona refugiada no debe ser “regresada” al país en el que enfrenta graves amenazas.
Imagina que un joven de 17 años abandonó El Salvador porque la violencia ponía en riesgo su vida y la de su familia. Llegó a Estados Unidos en busca de refugio, pero su situación migratoria se ve detenida en lo que aceptan —o niegan— su solicitud. Las convenciones internacionales dicen que EUA no lo puede regresar a El Salvador. ¿Entonces? Si existiera el acuerdo de Tercer País sería remitido a otra nación para que ahí haga su solicitud de asilo. (Ya no podría hacerla en Estados Unidos)
Siguiendo con esta caso, el primer país: el que la persona abandona por riesgos (El Salvador). El segundo país: el país al que originalmente quería pedirle asilo (Estados Unidos). ¿El tercer país seguro? Un tercer Estado (¿México?) que le da las atenciones necesarias a la persona refugiada cuando el segundo país no lo recibió.
La idea está fundamentada para aligerar la carga de los países —como Estados Unidos— que reciben más solicitudes.
No basta con decir que sí
No, convertirse en un Tercer País Seguro no es tan fácil como decir: “Hola, Estados Unidos, yo te ayudo con los refugiados”. En realidad, se necesitan condiciones mínimas y un robusto marco legal para cumplir con esta responsabilidad satisfactoriamente.
Primero, antes que cualquiera, tienes que comprometerte a cumplir con el principio de no-devolución.
Luego, tienes que ser considerado “seguro” para recibir a los migrantes, o sea, no ser más violento que los lugares de donde vienen huyendo los solicitantes de asilo. Además, de acuerdo con la BBC, esta tercer nación involucrada se vuelve responsable de garantizarle a las personas refugiadas el derecho a la vivienda, a la seguridad social, servicios médicos, empleo, educación y de entregarles las mismas facilidades para solicitar asilo: de ser aceptada, también otorgar estancias legales.
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) señala que ambos países que firmen el acuerdo de Tercer País Seguro tienen que tener sistemas de asilo que cumplan los mismos estándares.