Un grupo de amigos organizan una excursión por las aguas de Gansbaai en Sudáfrica, con el único objetivo de pasar un buen rato mientras bucean y de paso, también aprovechan para nadar cerca de tiburones blancos. En serio.
Y es que esa clase de turismo es bastante común en algunas partes del mundo, así que Bryan Plummer y su amigo Roger decidieron meterse en una jaula para ver de cerca a un gran tiburón blanco, al tiempo que éste se alimentaba de carnada. “¿Qué puede salir mal?”, pensaron.
El problema fue que el escualo pasó por alto el pedazo de carne que estaba flotando en el mar y se lanzó sobre otros dos más grandes, metiendo su cabeza en la jaula y abriendo sus enormes mandíbulas frente a los dos asustados turistas. Todo mientras el resto de sus amigos grababan lo ocurrido, y gritaban de terror al ver lo que parecía ser una secuencia de la película de Steven Spielberg.
Por suerte, Bryan y Roger lograron sumergirse a tiempo y evitar así convertirse en el almuerzo del señor Mandibulín. De la que se salvaron.
