Si algo es difícil en la vida es entrar en el reducido círculo de la política mexicana; la mal llamada «clase política» nos deja ver que, en contra de cualquier ideal democrático, es sólo un grupo de personas el que tiene acceso a cargos públicos. Si alguien sabe esto mejor que nadie son los jóvenes políticos que intentan hacer una carrera dentro de sus respectivos partidos.

La Jornada sacó un artículo el día de hoy en el que muestra la situación de diferentes políticos jóvenes en cada uno de sus partidos. Por ejemplo, está el caso de Zac Mukuy Vargas Ramírez del PRD, quien es dirigente de Jóvenes de Izquierda y que no puede encontrar una razón satisfactoria para explicar por qué siempre se ven las mismas caras en su partido:

«Observo a (Jesús) Zambrano y pienso: tal vez sigue creyendo que tengo 17. Es como los papás que ven a sus hijos chicos y no les dan oportunidades»

En el caso del PRI, el dirigente del Frente Juvenil Revolucionario (FJR), Chistopher James Barousse, sólo puede recordar nombres de líderes surgidos de sus filas que pasan de los 50 años de edad como César Camacho, o políticos de la vieja escuela que pasan de los 60 años como Beatriz Paredes, Pedro Joaquín Coldwell y Mariano Palacios Alcocer.

Pero no se crean, esto es algo que padecen todos los partidos, los panistas también pasan de los 55 años de edad, según datos de su padrón citado por Everardo Padilla, el nuevo dirigente de Acción Juvenil, el cual busca reconquistar la presencia y el voto joven de un partido que ha perdido el empuje que tenía de ese sector.

Es así como, cada vez que un joven se da una zambullida en los vaivenes de la política mexicana, se encuentra con los mismo nombres una y otra y otra vez. Mismos políticos, nuevos escándalos (aunque los temas de los escándalos también son viejos).

Los políticos jóvenes ya se muestran un poco desesperados por el estancamiento en el acceso a los cargos públicos. No hay cargos disponibles, ni opciones, y cuando las hay, siempre hay otro nombre en la lista, generalmente el de un heredero de alguna casta política, quien espera su recompensa sin hacer fila o entablar negociaciones con los de arriba, como si de un título nobiliario se tratara.

Es por eso que las organizaciones juveniles de los tres partidos buscan algo estos años y eso es: reformar sus estatutos para alcanzar la tan anhelada renovación generacional.

Los jóvenes del PRD

Según la dirigente juvenil perredista, el caso de los jóvenes de su partido es que replican las viejas fórmulas de los viejos políticos: incorporarse a alguna corriente, laborar casi burocráticamente, esperar el turno, escuchar cosas como: espera, ahorita estás muy chava, ya llegará tu oportunidad.

La perredista aconseja a sus compañeros no pedir permiso:

«Nuestros actuales dirigentes tenían 24 o 30 años y no se esperaron, dijeron: “vamos a hacer un partido político y a tomar al país” y lo hicieron»

«las juventudes queremos construir una organización fuerte, no de liderazgos ni de caudillos»

Pero el mayor problema no son los viejos políticos, sino sus estructuras, las cuales replican los jóvenes y es algo que nos pasa a todos los jóvenes en general, cuando entramos en la misma dinámica defectuosa de las generaciones anteriores, como el amiguismo, la corrupción, el clientelismo, entre otras prácticas que criticamos y que a la mera hora reproducimos impidiendo una optimación en la sociedad mexicana.

¿Qué prácticas critican los políticos jóvenes? Invertir cantidades absurdas de dinero para ganar una elección, comprar votos el día de la elección, repartir despensas para conseguir votos y demás prácticas que ven como algo obsoleto.

Como vemos, ser joven no es requisito suficiente para innovar, sino que también hay que hacer las cosas y pensar las cosas de manera distinta (un joven crítico no debería replicar las viejas estructuras).

 Es por eso que los jóvenes perredistas propondrán en su próximo congreso la asignación del 30% de las candidaturas a los jóvenes, y una partida especial para esta secretaría que vive del apoyo de las otras.

Los jóvenes del PRI

En el caso de los jóvenes priistas, están contentos por el regreso de su partido a Los Pinos, pero aún así su líder reconoce:

«Hemos perdido una generación por falta de capacitación y oportunidades»

Su Instituto de Capacitación y Desarrollo Político (Icadep) comenzó a reclutar a medio millar de jóvenes para capacitarlos en la primera escuela nacional de cuadros, además becará en el extranjero a los más «aventajados».

«Queremos jóvenes que no sean sólo figurines o templeteros o que hagan vieja política, sino que conozcan la historia del partido, su ideología, sus aciertos y errores»

Además, el líder priista expresó «ni mi partido ni otros son atractivos» y se lo atribuyó a los políticos corruptos o que hace política barata defraudando a la sociedad.

Otro de los planes de los priistas es incorporar en los consejos estudiantiles de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) a simpatizantes del PRI, ya que tanto en las universidades como las preparatorias (sobre todo del Distrito Federal) es fuerte el antipriismo (hace falta ver cómo se lo toman los demás estudiantes).

Además demerita el impacto del movimiento estudiantil #YoSoy132 (el cual estaba en contra de su partido y que reunió a miles de jóvenes en las calles), pero admitió que por lo menos puso el tema de los jóvenes en la mesa de su partido.

Los jóvenes del PAN

Para los panistas el proceso de relevo depende más de los jóvenes que de los adultos, el poder es algo que se debe arrebatar entre una generación a otra.

El joven panista Everardo Padilla explica su posición y ubica a los «juniors de la política» entre los priistas, los cuales, sin participar en ninguna organización partidista o juvenil, aparecen en listas de plurinominales.

Entonces, los jóvenes se desilusionan y piensan que deben tener «palancas» o ser pariente de algún político para poder participar en la política, lo cual ha impedido la llegada de personas valiosas al escenario político mexicano.

 Critican que los jóvenes consigan candidaturas sólo cuando participan en la dinámica interna del partido y no con el trabajo político en su comunidad o por su perfil.

«El premio no puede ser solamente para el más grillo. Debemos darle espacio también a cuadros por sus méritos fuera de la política interna»

¿Son meramente suficientes nuevos estatutos o una reforma política interna para cambiar la manera en que se hace política en el país? Si la reforma sólo garantiza nuevos rostros pero las mismas prácticas son ejercidas, entonces la respuesta es un triste no. Hacen falta no sólo nuevos políticos, sino, además, políticos que no repliquen las viejas dinámicas que tanto daño le han hecho a nuestro país.

La pregunta sigue en el aire ¿Puede haber, de verdad, una renovación en la política mexicana?

***Vía La Jornada

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