En los pasados días se habrán encontrado con múltiples noticias acerca de El Caballito y de los daños que le ocasionaron a dicha estatua, pero ¿qué es lo que sucedió y por qué es importante?
En un caso parecido al de doña Cecilia y su «restauración» del Ecce Homo, otro «intento de restauración» terminó de la misma manera en nuestro país. Y es que funcionarios de la Autoridad del Centro Histórico, en lugar de únicamente restaurar y limpiar la estatua, como se quería en un principio, terminaron dañándola.
Aquí está la «obra» de doña Cecilia.
Aquí podemos observar el peeling químico que le hicieron a Carlos IV.
Y todo esto por no pedir asesoría por parte del INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia).
La institución cultural expresó en un comunicado:
«Al utilizar el ácido nítrico en concentraciones tan elevadas se eliminó de manera irreversible tanto la pátina que protegía la superficie, como una cantidad de metal de la aleación del bronce, poniendo en riego la integridad de la escultura»
Así que el INAH interpondrá una denuncia ante la PGR contra quien resulte responsable de los daños hechos al monumento tanto artístico como histórico.
Según La Jornada el artículo 5° de la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, la multa máxima es de 50 mil pesos.
«Es lo que la ley permite, tomando en cuenta la gravedad de los hechos. También se deberá condenar a la reparación de la daño ocasionado por el valor económico que establezca el dictamen elaborado por los especialistas, el cual asciende a casi un millón y medio de pesos»
El día de ayer se dio a conocer un dictamen de ocho restauradores y químicos metalúrgicos de las coordinaciones nacionales de Conservación del Patrimonio Cultural de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía, y de Monumentos Históricos del instituto, en el cual se mostró que El Caballito había sido dañado en el 50 por ciento de su superficie.
Además de la escultura también sufrieron daños el pedestal en el que está, ya que cayeron escurrimientos del ácido con el que se intentó «limpiar» la estatua tanto en la piedra como en el mármol (material muy susceptible al ácido).
Pero ¿Por qué es tan importante este monumento?
Para empezar, la estatua sobrevivió a la época de la Independencia, momento en el que el sentimiento anti español en México hubiera provocado que el mismo pueblo destruyera la estatua en honor a un monarca español, fue por intervención de Lucas Alamán que se resguardó (su argumento fue el valor estético de la estatua) y posteriormente El Caballito ha estado en un constante peregrinaje.
La pieza es la segunda estatua fundida en bronce más grande del mundo, Humboldt (el cual estuvo en la inauguración de la obra) dijo que la pieza sólo era superada por la de Marco Aurelio que se ubica en Roma.
Aquí está la estatua de Marco Aurelio emperador y filósofo del imperio romano.
El Caballito es obra del español Manuel Tolsá (1757-1816), uno de los más grandes artistas que vivió en la Nueva España (México), fungió como director de Escultura de la Academia se San Carlos. Llegó a nuestro país en 1791.
¿Cuáles son las obras de Tolsá?
Además de El Caballito, Tolsá ayudó a concluir la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, el Palacio de Minería, el actual Museo Nacional de San Carlos (en su tiempo era el Palacio del marqués del Apartado), el altar principal de la Catedral de Puebla, y de las iglesias de Santo Domingo y de La Profesa, entre muchas cosas más.
Museo Nacional de San Carlos.
Palacio de Minería.
La inauguración
El Caballito fue hecho en honor a Carlos IV de España, penúltimo rey que gobernó Nueva España antes de que se independizara y tomara el nombre de México. La pieza fue fundida y vaciada en una sola operación bajo la supervisión del artista.
La estatua fue muy celebrada en la ciudad cuando fue inaugurada. Artemio de Valle-Arizpe, expresó en la época:
«En diciembre, día 9 y año de 1803, con solemnidad y gran festejo, se descubrió en la Plaza Mayor la estatua ecuestre del rey don Carlos IV, obra suprema de don Manuel Tolsá, “el Fidias valenciano” como se dio en llamarle en aquellos días de su gloria»
[Fidias fue el más famoso de los escultores de la Antigua Grecia, diseño la estatua de la diosa Atenas en el Partenón y la estatua colosal de Zeus en Olimpia].
El señor prosigue:
«Henchía la plaza de mar a mar, enorme muchedumbre bulliciosa y alharaquienta. Si se intentara meter entre ella un alfiler no hubiese cabido. Ventanas, balcones y azoteas desbordaban de gente curiosa en un rumor incesante de conversaciones»
Un cuadro de la Ciudad en el siglo XIX.
«Había multitud de damas y señores de las más altas casas de México, con gran boato de trajes, en las ventanas y extensa balconería del Real Palacio que ondulaba de tapices y terciopelos colgantes. En el balcón principal destacábase Su Excelencia el virrey Iturrigaray con la virreina, doña María Inés de Jáuregui»
«Allí se encontraba satisfecho el barón de Humboldt con doña María Ignacia Rodríguez de Velasco [la Güera Rodríguez] llena del vivo destello de las joyas y derrochando la gracia de sus mejores palabras. Encantados estaban los dos de ver la abigarrada muchedumbre, palpitante y sonora, llena de fiebre de impaciencia. A una señal del Virrey y como si fuese un resorte exacto, se rasgó en dos el velo colorado que cubría la estatua, que quedó desparramando reflejos en medio de la mañana azul, llena de sol. A ella se enfocaron todas las pupilas. El gentío estaba como atenazado en un asombro quieto. De pronto estalla el apretado trueno de los aplausos. Era una onda larga de ovaciones que extendíase hasta muy lejos. En ventanas, balcones y azoteas había una blanca agitación de pañuelos al viento»
Éste es Humboldt.
Después de la inauguración, Valle Arizpe cuenta que Humboldt comparó la belleza y grandiosidad de la estatua con la de otras estatuas ecuestres en el mundo, entre ellas las que están en Padua y en Venecia y sobre todo, una de las que se considera la mejor de entre todas, la de Marco Aurelio que se yergue en el Capitolio romano. A su vez, la Güera Rodríguez (mujer famosa por haber salido con personajes como Iturbide, Simón Bolívar y el mismo Humboldt) hizo un comentario sobre un defecto en la estatua y es que el caballo tenía al mismo nivel lo que «hombres y equinos tienen a niveles distintos» [es decir, los testículos].
Acá está la Güera Rodríguez.
Pese al defecto en que reparó la perspicacia de la Güera Rodriguez, la pieza sigue siendo importante tanto estética como históricamente.
El Caballito en sus buenos tiempos.