No es casualidad que el Metaverso sea el tema de moda o la palabra del momento. Más allá de los recientes anuncios de Facebook que sacudieron al mundo de internet —ahorita platicamos más a profundidad de ellos—, en estos últimos meses toda nuestra vida ha dado un grandísimo salto a lo digital.
Nos rodean unos y ceros. Pantallas y reproducciones visuales reemplazan nuestras actividades cotidianas… pero todavía nos falta.
La verdad es que este asunto futurista se puede poner enredado, entonces acá te preparamos 10 puntos clave para que le caches completito al Metaverso. Qué es lo que espera el mundo que suceda, cuándo podremos esperarlo y cuáles son sus verdaderos alcances.
¿Qué es el Metaverso?
Esa es la pregunta más complicada, pero podríamos decir que el Metaverso es una realidad digital que nunca se va a apagar. Un espacio virtual inmersivo que se mezclara profundamente con nuestra experiencia “real”. Un universo alterno, paralelo al mundo que conocemos, y que compartiremos con personas que no están físicamente que nosotros.
Otro de los conceptos importantes es la interoperabilidad, o sea, la capacidad de que todas las plataformas y todos los dispositivos compartan la información y se conecten en el mismo espacio digital.
¿Es el futuro de Internet?
Pues, no somos Madame Sassu, pero todo apunta a que para allá va caminando el internet. Evolucionar todo lo que conocemos hasta el límite de lo posible.
Acá la cosa es imaginarle y romper con lo que creemos son las últimas fronteras. Pensar que las redes sociales no estarán en una pestaña de tu navegador y tampoco serán un botón en tu teléfono. Serán proyecciones de realidad aumentada en tu mesa, hologramas de tus amigos sentados en tu sala o incluso acompañantes visuales en tu caminata matutina.
¿Cómo vamos a experimentar el Metaverso?
Si viste la película Ready Player One (2018) ya estás más que preparado para esta respuesta.
Al romper los límites de lo que creíamos que es la digitalización o la realidad aumentada, podríamos experimentar el Metaverso con guantes, botas, relojes, lentes de realidad virtual, visores o proyectores de hologramas. Todo es una posibilidad a futuro.
¡Quiero conectarme ahorita!
Pues ahí ya valió… y tendremos que trabajar en la paciencia. La realidad es que el Metaverso, como se plantea, no existe actualmente. Ahorita no existe una realidad virtual mundial, interconectada, inmersiva. Sin fronteras.
Existen pequeños ecosistemas limitados interesantes como Fortnite o Roblox que mezclan avatares, entretenimiento, comunicación y creación. O Decentraland una plataforma virtual que explora también con un mercado digital basado en cryptomonedas.
El Metaverso NO es de Facebook
Esta es una parte importantísima. Aunque escucháramos del Metaverso gracias al anuncio de la compañía de Mark Zuckerberg —o se cambiaran el nombre para reflejar sus intenciones—, el Metaverso NO es un producto de Facebook, como si fuera Instagram o WhatsApp.
¿Entonces? Facebook está creando herramientas para usarse en el Metaverso, como lo hacen otras empresas.
¿Eso quiere decir que habrá otros Metaversos?
En teoría, no.
La gracia del Metaverso —en singular— es que sea un universo sin fronteras y como decíamos arriba: con interoperabilidad entre todas las plataformas. Que existan espacios creados por diferentes personas o compañías, pero que podamos navegar entre ellos… como navegamos internet ahorita, con la misma facilidad de cerrar una pestaña y abrir otra.
Las actividades que podríamos hacer
Otra vez, la imaginación es el límite, pero la vida pandémica nos presenta algunas posibilidades con las que ya hemos ido experimentando. Solo agrégale niveles de inmersión. Muchos.
Videojuegos en línea con tus amigos, pero en realidad aumentada y en tiempo real. Las juntas laborales ya no serían en “cuadritos” del Zoom, sino en hologramas o en realidad virtual, caminando por espacios que simulan ser la oficina. Avatares en la escuela, conciertos a distancia o maneras de aumentar la digitalización y socialización de tu rutina de ejercicio.
El ‘gran brinco’ tecnológico
Para conseguir un Metaverso tan inmersivo, gigantesco y creativo como se plantea, los avances tecnológicos necesarios son bárbaros. No es de a gratis que incluso Mark Zuckerberg —con todo lo que le convenía— hablaba en términos de décadas.
Los lentes de realidad virtual necesitan ser mejores, más portátiles. Los sensores de movimiento tienen que ser más precisos. El diseño de los objetos digitales tiene que ser más detallados y permitir niveles de interacción que no tenemos actualmente. Y ya ni pensemos en la capacidad de los servidores para mantener a millones de personas conectadas simultáneamente o las que almacenan toda su información.
¿Preparamos la economía digital?
Actualmente, la economía tiene importantes consideraciones digitales —piensen nomás en cualquier transferencia—, pero tenemos que empezar a considerar el valor de los bienes digitales. Un ejemplo que tenemos a la mano son los Tókenes No Fungibles o NFTs.
Se están desarrollando criptomonedas que funcionan en todos los sistemas, se están vendiendo parcelas “digitales” para anunciarse en realidad aumentada y por supuesto, el costo de todos los gadgets para navegar el eventual Metaverso. Se puede poner bastante doloroso para la cartera personal… o ser una fuente de miles de millones de dólares a nivel mundial.
Otras implicaciones del Metaverso
Y ya, antes de echar la mente a volar, será importante considerar algunas implicaciones ‘extras’ en un Metaverso digital.
Desde la desigualdad mundial —curioso que mientras guerras civiles destruyen Yemen, otros países piensen en jugar ping pong en realidad virtual— hasta la seguridad de nuestros datos personales que, más que nunca, estarían en riesgo. Una locura los años que se nos avecinan.