En los medios de comunicación —¡hola!—, en las pláticas casuales o en los comentarios de redes sociales, cuando en México hablamos de puerta giratoria nos referimos a una curiosa metáfora que habla de impunidad. Se usa, sin conocer a profundidad los casos específicos, para contar historias de personas detenidas por algún delito, que obtuvieron su libertad y quienes, según la opinión popular, salieron sin haber recibido suficiente “castigo”.
Sin embargo, el concepto es mucho más interesante y profundo que ese ejemplo empírico que acabamos de platicar.
La idea popular de una puerta giratoria en nuestro país —empujada por la indignación— ha provocado que en nuestro país optemos por leyes cada vez más punitivas. “En México, la legislación penal se modifica por ira, no por pertinencia“, señala un nuevo estudio publicado por World Justice Project (WJP).
Las investigadoras Vianney Fernández Villagómez y Ana Cárdenas González de Cosío se echaron un clavado al verdadero significado del concepto y los impactos que tiene en la justicia mexicana.
¿Un spoiler? Existen muchos diversos tipos de puertas giratorias… y algunos son positivos e incluso deseables.
¿Distintos tipos de puertas giratorias?
De acuerdo con las investigadoras del World Justice Project, en México encontraron que la puerta giratoria puede encontrarse en tres versiones distintas. En una entrevista con Vianney Fernández y Ana Cárdenas nos explicaron rápidamente cómo es que cada uno de esos ejemplos se hace presente.
La primera, la definen como Problemática y es, básicamente la que tantas quejas aviva en las redes sociales: esa de las fallas en el proceso, de la libertad por la no vinculación a proceso o de los arrestos ilegales que —además de peligrosos por cuenta propia— terminan invalidando cualquier procedimiento penal.
¿Un ejemplo? Sería la situación de un famoso sujeto relacionado con un grupo delictivo de la CDMX que salió libre porque los policías habían mentido en la manera en la que fue detenido.
La segunda, la definen como Justificada y aunque pueda ocasionar molestias en el público implica el uso correcto de herramientas penales como los criterios de oportunidad o las medidas para seguir el juicio en libertad si los delitos lo permiten.
Ese caso imagínenlo como un hombre que utilizó un billete falso y después de detenido, un juez determinó que siga el proceso… pero en libertad. No era necesario que fuera a prisión por ser un delito menor.
La tercera es la definida como Reparatoria y es cuando las partes involucradas llegan a acuerdos, procedimientos abreviados o soluciones alternas.
Las investigadoras nos explicaron que ese punto se podría ver en la vida diaria con una chava que se robó una prenda de ropa de una tienda departamental. No es necesario que vaya a prisión, pero pueden continuar el proceso con trabajo comunitario y con un acuerdo para reponer el daño.
¿Qué México queremos ser?
El estudio del World Justice Project es profundo y detallado pues incluye el análisis de casi 1500 notas periodísticas, casi 80 solicitudes de información y entrevistas con todas las personas relacionadas en el proceso que conocemos como puerta giratoria.
Y es entre los detalles que plantean una pregunta interesante: ¿cómo podemos mejorar y qué México queremos ser?
Además de presentar los inminentes estragos de la corrupción en el sistema penal de nuestro país, también se discuten las formas para mejorar las fallas estructurales como mejorar el trabajo de policías, ministerios públicos y jueces. De hacer que —aunque la opinión pública sea difícil— aprender un poquito más de la puerta giratoria.
Una oportunidad para conocer de legislaciones punitivas, de prisiones preventivas oficiosas y de impunidad.
*Lo que te platicamos acá es una embarradita del profundo análisis que hicieron en World Justice Project, puedes leerlo en su página (AQUÍ) o unirte a la presentación del estudio completo el próximo 23 de marzo.
