El pasado domingo 3 de diciembre, elementos de la Policía Auxiliar detuvieron en la Ciudad de México a una madre que llevaba en brazos el cuerpo de su hijo, envuelto en cobijas y plástico, de tres años y que buscaba abordar un autobús a la zona serrana de Puebla para enterrarlo. El niño llevaba, de acuerdo con los reportes periodísticos, varias horas de haber fallecido.
Al percatarse de esto, los usuarios de laTerminal de Autobuses de Pasajeros de Oriente (TAPO), ubicada en la delegación Venustiano Carranza, dieron aviso a las autoridades. Cuando los elementos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) arribaron al sitio, entrevistaron a la mujer de 25 años, identificada con el nombre de Silvia. La joven le explicó a los agentes que su hijo Miguel había muerto durante la madrugada a consecuencia de un problema cardiaco que tenía desde su nacimiento.
Silvia denunció que ningún centro de salud quiso atender a su hijo debido a que no tenía dinero para pagar la consulta ni los medicamentos y que la casa donde trabajaba como empleada doméstica la explotaba y nunca la apoyó con el tratamiento de su hijo. La madre del menor fallecido indicó, además, que no conoce a nadie en la Ciudad de México, por lo que tuvo que “pedir limosna” para juntar el pasaje y poder enterrar al niño en su lugar de origen, un pueblo ubicado en la Sierra de Puebla.
La madre fue llevada al Ministerio Público, quienes iniciaron la correspondiente carpeta de investigación para determinar las responsabilidades. La Procuraduría General de Justicia de la capital informó el lunes 4 de diciembre que Miguel murió por infarto agudo al miocardio y ataque epiléptico. Después de realizar los trámites funerarios y administrativos, el pequeño fue trasladado a su lugar de residencia. Sin embargo, la investigación sobre el caso sigue abierta.