La existencia del Pie Grande, Big Foot o Sasquatch (como le quieran decir) ha sido uno de esos temas que ha llegado a las series de televisión, programas, caricaturas y demás, pero parece que seguirá siendo uno de esos “misterios sin resolver”, bueno, no, esperen…
Porque parece que tras todo esa incertidumbre, charlatanerías, engaños y demás, se dio a conocer un estudio donde se comprobaría que el Yeti sí existió. No, no lo hizo Jaime Mausán o Carlos Trejo, sino que fue encabezado por Melba S. Ketchum y publicado en la revista DeNovo Scientific Journal, de Estados Unidos.
En dicho estudio se afirma que el Yeti es el descendiente de un cruce entre machos de esta clase de homínidos y hembras de homo sapiens hace 15 mil años. ¡Qué tal!
Melba S. Ketchum es una exveterinaria de Texas y aseguró que las pruebas indican que este ¿animal? sí es fruto de la mezcla entre homínidos de una especie desconocida y de hembras de homo sapiens; sin embargo, la comunidad científica reaccionó de manera escéptica, pues su estudio no había aparecido en ninguna revista científica y sí en DeNovo Scientific Journal, una publicación de la cual no se tenía pista desde hace años.
El artículo sobre el Pie Grande se titula “Novel North American Hominins: Next Generation Sequencing of Three Whole Genomes and Associated Studies” y expone que este ¿eslabón perdido? viene de dos cadenas de ADN.
En la investigación se recogieron 1,100 muestras -entre cabello y otros restos- del supuesto Yeti y participaron muchas personas en 34 lugares de América del Norte. La leyenda del Big Foot comenzó allá por 1951 en el Everest, cuando se fotografiaron unas huellas enormes en la nieve.
¿Y ustedes qué dicen? ¿existe o no?