Rusia no sólo es el máximo productor de videos locochones en la red, mujeres voluptuosas y borrachines empedernidos… también es cuna de los manifestantes más extremos que puedan imaginar.
Al menos eso podemos inferir por la protesta que llevó a cabo en plena vía pública el artista conocido como Pyotr Pavlensky, quien hace un año se hizo dolorosamente célebre por haber clavado su escroto a la mismísima Plaza Roja. Sobre ese acto, que calificó como un performance, Pavlensky así lo explicó:
“El hombre desnudo mirando sus testículos clavados puede considerarse una metáfora de la apatía, la indiferencia política y el fatalismo de la sociedad rusa contemporánea”…
Pero bueno, regresando a lo que hizo hace unos días, el ruso se subió a una pared del centro psiquiátrico Serbsky –ubicado en Moscú– y ahí se cortó el lóbulo de la oreja, esto como una forma de protestar contra el tratamiento psiquiátrico forzoso al que son sometidos los disidentes, algo que para el artista es considerado un retorno a las políticas de la era soviética.
Aparte de la pérdida de sangre que representó el rebanón de oreja que se aplicó al más puro estilo de Van Gogh, la policía temía que Pyotr sufriera de neumonía, esto debido a las bajas temperaturas que se registran en la capital rusa… como verán, el performancero no estaba muy tapado que digamos.
Sin embargo, el abogado del artista señaló que ni una gripa le dio, pero lo que sí le estaba dando un poco de problemas era el asunto de su oreja.
Hace un año, cuando osó clavarse el escroto, Pyotr fue sometido a exámenes psicológicos… pese a lo que se podría imaginar, resultó estar muy cuerdo. Quizá muchos dudarían de eso, al conocer otras de sus protestas: se ha envuelto en alambre de púas frente a un edificio de gobierno en San Petersburgo… y ya en cosas más leves se ha cocido los labios, esto como apoyo a las Pussy Riot.