Por Diego Castañeda

El fin de año es siempre una época donde abundan las predicciones y pronósticos sobre lo que ocurrirá durante la próxima órbita al sol. Algunos pronostican viajes, amores, dinero, otros pronostican juegos del mundial, los playoffs de la NFL (un superbowl Patriots vs Vikings se ve probable), las alineaciones de los equipos de béisbol, algunos incluso se aventuran a pronosticar todo lo anterior y algo más (como las elecciones).

Dado que los economistas no gozamos de la mejor fama cuando se trata de pronósticos, dice el chiste que “hemos pronosticado 7 de las últimas 3 recesiones” y que seguramente verán montones de ellos pronosticando el estado de nuestra incierta economía nacional en 2018, Geekonomia no se quedara atrás y usará la fuerza para ver hacia el futuro de la economía mexicana y tratar de poner en contexto algunas de las cosas que escucharán ser mencionadas con más frecuencia de aquí al comienzo del próximo año.

La inflación en México

La mayor parte de las instituciones financieras, economistas y observadores de la economía mexicana esperan una disminución de la tasa de inflación al comenzar el año. Durante 2017 tuvimos el año con la mayor tasa de inflación desde 2001, en buena medida este incremento es producto de los costos de los energéticos, en especial la gasolina y el gas. Sólo el efecto del incremento en el precio de la gasolina de enero de 2017 produjo un incremento superior al 1 por ciento en la tasa de inflación de forma automática, efecto que fue recrudeciendo conforme la liberalización del precio se extendió por el país.

El gas, en específico el gas lp que es consumido por más del 70 por ciento de las familias mexicanas, también tuvo un fuerte impacto en los precios. De hecho, si sólo consideramos la inflación en la canasta básica la inflación se movió de alrededor de 2.7 por ciento a casi 9 por ciento, un incremento de más de 200 pesos en el costo de la canasta básica en zonas urbanas como la Ciudad de México.

Para 2018 se espera que parte de este efecto desaparezca por cuestiones puramente aritméticas, ese 1 por ciento de incremento en enero de 2017 dejará de ser contado al calcular la inflación anual. Según Banco de México deberíamos observar que la inflación converge hacía la meta de Banxico de 3 por ciento más-menos uno. No obstante, si contamos con los efectos de un tipo de cambio más depreciado, nuevos precios en las tarifas eléctricas y continúan las alzas en los costos de los energéticos, este pronóstico de Banxico podría terminar mal. Mi pronóstico es que la inflación sí disminuirá pero no tanto como se espera y posiblemente termine 2018 arriba del 4 por ciento.

El TLCAN

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte posiblemente sea el tópico con más predicciones. Muchos de los que saben del tema creen que sobrevivirá, otros tantos que también saben del tema creen que no sobrevivirá.

Algunos pocos son cautelosos y dicen que es imposible saber, que existe demasiada incertidumbre. Lo que parece ser unánime entre expertos y observadores es que es muy complicado pensar en que el drama del TLCAN llegará a su fin en el primer trimestre de 2018. Lo más probable es que las negociaciones se extiendan. De ser así, las posibilidades de un buen acuerdo parecen debilitarse.

Por un lado, el triunfo de Trump al conseguir su reforma fiscal parece quitarle presión a las negociaciones del acuerdo, Trump ya tiene algo que presumir de éxito pensando en las elecciones intermedias de noviembre de 2018. Por otro lado, ha sido reportado por fuentes que siguen las negociaciones de cerca que prácticamente no se ha cerrado ningún acuerdo respecto a las partes más importantes del acuerdo, sólo se han negociado de forma exitosa aspectos menores. Ello implica que es difícil que las negociaciones se desatoren próximamente y con ello incrementa la posibilidad de que la salida del tratado se vuelva una carta que usar conforme se aproxime la campaña electoral.

Con estas dos fuerzas operando en sentidos contrarios es realmente complicado poder anticipar el futuro del acuerdo. Mi pronóstico es que las negociaciones se extenderán al menos hasta el segundo trimestre de 2018 y de ocurrir así el acuerdo seguirá vivo pero sin un arreglo. Hasta 2019 sabremos el desenlace de las negociaciones del TLCAN, así que hay que prepararnos para mayor incertidumbre y sus efectos (menores flujos de inversión extranjera, un tipo de cambio más volátil).

El crecimiento económico

Éste es, quizá, el más fácil de los pronósticos, existe un consenso más o menos establecido sobre las expectativas de crecimiento para la economía mexicana en 2018. En general se espera un crecimiento más o menos en línea con la tendencia de los últimos 40 años, alrededor del 2.5 por ciento. No obstante, existen señales que apuntan a que la economía mexicana se está desacelerando trimestre a trimestre. La disminución en la inversión pública, un consumo privado menos dinámico, mayor incertidumbre por el TLCAN y la reforma fiscal de Estados Unidos son factores que apuntan a que la economía mexicana tendrá un faltante de demanda agregada durante 2018.  Mi pronóstico es que la economía mexicana crecerá por debajo del 2.5 por ciento incluso siendo año electoral (en año de elecciones presidenciales la economía suele crecer un poco más por el exceso de gasto).

¿Y el tipo de cambio?

El tipo de cambio es otro de los tópicos que suele ser pronosticado en estas fechas, no obstante, los tipos de cambio son imposibles de pronosticar, hacerlo es irresponsable y por eso no hay pronósticos puntuales sobre el tipo de cambio aquí. Nunca tomen decisiones respecto a sus finanzas personales basados en pronósticos de este tipo. La lección más importante a recordar en la temporada donde todos los “expertos” hablan del futuro de la economía mexicana es que la economía es compleja y dinámica y todo lo que creemos que puede pasar hoy es probable que no suceda. Pronósticos demasiado optimistas o demasiado pesimistas suelen estar equivocados, lo mejor que podemos hacer es escuchar la mayor cantidad de puntos de vista posibles antes de decidir cualquier cosa.

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Diego Castañeda es economista por la University of London.

Twitter: @diegocastaneda

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