Pobre Benedicto XVI, algo tiene este Papa que constantemente se lo agarran de bajada (sin albur). Publicistas, caricaturistas, usuarios de las redes sociales, y demás seres que seguramente arderán en el infierno, constantemente se burlan del Sumo Pontífice.
Primero fue Benetton que utilizó la sacrosanta imagen del Santo Padre para colocarlo en un cartel publicitario, besándose con el imán de El Cairo Ahmed Mohamed el-Tayeb. Obviamente el Vaticano protestó y la imagen fue retirada de la campaña, pero el coraje que hicieron los altos jerarcas de la iglesia nadie se los quita.
Ahora, para que en la Santa Sede sigan haciendo entripado, la revista alemana “Titanic” estuvo a punto de sacar en la portada y contraportada de su último número, un par de polémicas imágenes. En la tapa de la publicación, aparece Benedicto XVI con su vestimenta blanca y una mancha amarilla a la altura de su ingle. Al reverso del número, el Papa aparecía de espaldas con una mancha café debajo de la cintura.
Pero alivio de los creyentes, alguien fue de soplón al Vaticano, por lo que el estado eclesiástico se puso a trabajar y gracias a una orden judicial bajo el alegato de “violación de los derechos de la personalidad”, logró evitar que la portada se pusiera en circulación. La decisión fue celebrada por grupos católicos de varias naciones, sin embargo, la imagen prohibida se filtró en la red y… pues como somos bien morbosos tenemos un compromiso con la labor informativa, pues la posteamos.
El fotomontaje estaba acompañado con la frase “Aleluya en El Vaticano. Encontrada la pérdida”, que hace referencia a la filtración de documentos confidenciales extraídos del Vaticano hacia la prensa. Al final, se terminó acusando al mayordomo del Papa.
Titanic tuvo que sacar su edición en papel con la portada en blanco y retirar la imagen de su portal de internet. En tanto, Leo Fischer, director de la publicación comentó que la foto fue malentendida, pues en realidad lo que muestra es al papa festejando la solución del misterio de las filtraciones del Vaticano, quien por la euforia derramó una bebida en su sotana (se sabe que Benedicto XVI es aficionado a un famoso refresco de naranja).
Ok, pero… ¿y la mancha café? ¿Se sentó en un pastelito de chocolate o de plano le ganó?
En un comunicado, la Conferencia Episcopal Alemana, expresó su alegría por la decisión del tribunal y señaló que el montaje de la revista fue “más allá de cualquier medida soportable”.
¡Qué tal! Ya que vieron la imagen díganos… ¿era para tanto?