Bien dicen que infancia es destino: cuestiones que aparentemente son tan simples, de no ser atendidas, con el tiempo pueden acarrear serios problemas para los futuros adultos.

Que un niño no hable a temprana edad, no gatee o presente algún tipo de pequeño “retraso”, son asuntos que una pareja primeriza –e incluso ya experimentada- deja con el clásico “con el tiempo se le quita”… pero estas situaciones deberían atenderse rápidamente, ya que dejan huellas negativas que a la larga se verán reflejadas en el desempeño escolar del menor, sus posteriores relaciones sentimentales e incluso en la forma de conducir.

Así es, según información de la Unidad de Investigación en Neurodesarrollo del Hospital Infantil de México Federico Gómez, al menos 25% de los niños menores de cinco años de nuestro país presenta algún tipo de retraso -como los mencionados- el cual es una alteración en su desarrollo que le impide alcanzar su máximo potencial de desarrollo.

Por ejemplo, el que un niño a los dos años no articule palabra y todo lo pida con el tradicional “dedo señalador”, será un problema que se reflejará al momento de ingresar a la escuela, en sus calificaciones. La solución a esto es sencilla: simplemente platicarle, leerle y fomentar que trate de pedir las cosas por su nombre.

Por otra parte, si eres de esos ForeverAlone ermitaños, a los que no les gusta recibir abrazos o de plano te cuesta demostrar afecto, el problema puede tener como raíz algo tan lejano como el que tu mamá no te dio pecho –qué onda con la campaña del DF… boobeno, eso es otro asunto- o si lo hizo, no te dio atención debida: se ponía a platicar con la comadre, veía la telenovela o cualquier otra actividad, en lugar de –ya de menos- mirarte y darte algún tipo de caricia.

Podrás decir “antisocial y renegado de la escuela, hasta cierto punto da como que estilo”, pero qué tal si un problema que tuviste de menor se refleja en tu pésima forma de conducir. Así es, de acuerdo con especialistas, aquellos niños que no gatearon de pequeños no cuentan con facilidad para separar la movilidad del cuello y las manos, por lo que al ser mayores y manejar un carro tienen dificultades para voltear a los lados sin virar el volante… ya saben cuál es el resultado.

Y como estos problemas hay muchos. Si ya estás grandecito y tienes uno de ellos, pues no te queda más que trabajar y tratar de superarlos… pero si tienes un hijo pequeño, bien podrías mejorarle la vida con sólo someterlo a la prueba de evaluación del desarrollo (EDI) con la que se diagnostica si un menor tiene algún tipo de retraso en su neurodesarrollo; sobre todo en estas épocas en las que entre los niños se ha popularizado el uso de tablets y dispositivos móviles, razón por la que ha disminuido el contacto verbal… Dejen de ponerle el Candy Crush y mejor léanle las notas de sopitas.com.

*Vía La Jornada

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