El Partido Revolucionario Institucional (PRI) no ha tenido el régimen de partido único, es un partido que ha mutado a lo largo de su historia. Definitivamente el PRI de ahora no es el mismo que hace 85 años y no precisamente por sus prácticas corruptas e irregulares, esas han evolucionado para ser casi imperceptibles, sino por las formas de participación de los que se dicen priistas.

Algunos teóricos especialistas en partidos políticos como Francisco Reveles, Rodríguez Araujo o Luis Reyes han dedicado numerosos estudios para explicar las transformaciones del Partido Revolucionario Institucional, hoy en su 85 aniversario intentaremos explicar brevemente las mutaciones que han tenido en el partido

Hay tres características que se distinguen en el PNR, PRM, PRI: los usos y costumbres de la renovación de dirigentes, las formas de participación de sus afiliados y sus grupos internos.

Génesis: PNR, “el partido de caciques”

Las personas que estaban al frente durante la revolución mexicana, no eran profesionales, eran ciudadanos armados, sin educación militar y no buscaban una reivindicación social, simplemente cobrar venganza por su patria. Así que durante la época carrancista, se dio la profesionalización del ejército.

Durante la presidencia de Elías Calles, se dio el  auge de ese profesionalismo, en el país existían innumerables grupos políticos dirigidos por igual número de cabezas, a raíz de la muerte de Obregón se vio la necesidad de conformar un partido oficial

En diciembre de 1928 se lanzó la convocatoria para constituir el PNR, en la que se manifestaba el interés para:

“que todas las agrupaciones, grupos y partidos revolucionarios se constituyan en un solo partido de carácter nacional y permanente que venga a institucionalizar el proceso revolucionario, capaz de analizar programas y proyectos entre partidos y no entre individuos, pronunciándose por la conquista de la voluntad ciudadana que respalde legalmente a los gobiernos surgidos a través de procesos electorales”.

A partir de su fundación el 4 de marzo de 1929, el PNR vivió tiempos de adaptación, de reagrupamiento y de alianzas entre las fuerzas revolucionarias y los caudillos; la etapa de los caudillos revolucionarios llegó a su fin, inaugurándose a partir de allí el partido de Estado por excelencia. La estructura estaba basada en partidos regionales y estatales hasta 1933, cuando se acordó funcionar con la estructura vertical y horizontal del partido.

La etapa armada revolucionaria había dejado escasez, aumento de precios e incluso hambrunas y epidemias en determinadas regiones. A cuatro años de su fundación las demandas nacionales fueron la causa de cambios internos y,de la transformación del PNR como respuesta a los reclamos de justicia social que en ese entonces exigían los mexicanos.

Ante el creciente ascenso de las movilizaciones populares que reclamaban una mayor participación en los asuntos del Estado y una más equitativa distribución de la riqueza, se crea en 1936 la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y dos años después, la Confederación Nacional Campesina (CNC).

Auge: PRM, “el partido de masas”

El Partido de la Revolución Mexicana fue creado por Lázaro Cárdenas del Río el 30 de marzo de 1938, como una medida para desmontar el aparato político creado por Plutarco Elías Calles durante su maximato. Cárdenas creo una estructura corporativista en la que se esperaba que los intereses de los ciudadanos se representaban en sectores. El PRM era una estructura representativa de los sectores obrero, campesino y popular.

A diferencia de su época de revolucionario, hubo un cambio de objetivos:

“Es preciso rectificar (…) para tranquilidad de nuestras masas y para fortalecimiento de nuestra vida política, haciendo que el PNR se transforme en un partido de trabajadores en que el derecho y la opinión de las mayorías sean la forma fundamental de su propósito, y el bienestar general y el engrandecimiento de la patria la liga que los una al poder público, haciendo de éste una prolongación de las determinaciones de la colectividad organizada”.

Decadencia: PRI, “el tricolor”

El 18 de enero de 1946 se llevó a cabo la Segunda Gran Convención del Partido de la Revolución Mexicana, que dio lugar a su transformación como Partido Revolucionario Institucional, designándose como primer presidente del Comité Central Ejecutivo a Rafael Pascasio Gamboa.

Menos radical que el anterior PRM, el ahora PRI, reconoce:

“la existencia de la lucha de clases como fenómeno inherente al régimen capitalista”; reitera su compromiso de colaboración con las mayorías populares; declara que pugnará por continuar la reforma agraria y por mantener la preeminencia económica del Estado”

Propone que los organismos que integran al PRI: sindicatos y centrales obreras, la Confederación Nacional Campesina, la Confederación de Ligas del Sector Popular, las organizaciones de mujeres y de jóvenes, conserven su autonomía y que esos mismos trabajadores dependan exclusivamente de los órganos de acción del Partido para el ejercicio de su acción política electoral.

Hasta el comienzo de los años setenta el mexicano fue un régimen político aceptado por la generalidad de los ciudadanos y de los grupos hegemónicos de la sociedad, pero a partir de la aparición de manifestaciones constantes de descontento, la legitimidad y credibilidad del régimen fue mermando.

El enorme abstencionismo en las elecciones presidenciales de 1976, así como la proliferación de grupos guerrilleros tanto en el campo como en algunas ciudades dieron cuenta de un escenario en el que la legitimidad del PRI se había erosionado enormemente. Este escenario, de abstención, subversión y crisis  configuraba un ‘caldo de cultivo’ perfecto para la inestabilidad política y la violencia.

La caída del régimen priista se fue gestando por una serie de agravios que se derivaron desde el gobierno de Miguel de la Madrid, principalmente en el aspecto económico en aquél recorte masivo de burócratas, pasando por el gobierno de Salinas de Gortari al golpear ideológicamente al PRI y terminando con el debilitamiento del  presidencialismo justamente con Ernesto Zedillo y los problemas del Fobaproa, la huelga de casi 10 meses en la UNAM y la inutilidad del diálogo en Chiapas.

Actualidad.

El partido se pregunta si debe considerarse actualmente como un partido de Centro-Izquierda como en sus inicios desde 1929 o solo de ser un partido de izquierda en su afán de recuperar simpatizantes, así como de sectores y organizaciones que incluso, después de la derrota en las elecciones presidenciales de 2000, todavía se identificaban con la ideología.

Nuestro contexto, es la realidad de una democracia rudimentaria que ha ido experimentando a la par del partido, empezando por la diferencia entre clases que existe, además el desempleo, la demanda de la educación, el desprestigio de la política, la pérdida de la fe en este partido político, además de la ya conocida corrupción, seguimos en un proceso de transición sin rumbo, en donde el propio sistema demuestra las deficiencias de su régimen.

El rasgo fundamental de la vida política mexicana ha sido la discordancia permanente entre la sociedad realmente existente y la pretendida. Si el partido sigue como hasta ahora, futuras generaciones, se enfrentarán con una mayor represión, ineficacia en su gobernabilidad y el hartazgo social de generaciones anteriores que estuvieron bajo el yugo del partido durante 70 años.

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