Supongamos que “superamos” la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa y regresamos a la “normalidad”… ¿pero de verdad había previo a los hechos  ocurridos en Iguala algo que pudiéramos llamar “normal”?

Durante la entrega del Premio de los Derechos Humanos 2014, el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH),  Luis Raúl González Pérez se salió del esquema de los discursos oficiales y frente al propio presidente Enrique Peña Nieto criticó el papel de las instituciones antes de estallar el descontento social por la desaparición de los jóvenes de Ayotzinapa:

“¿Dónde estaban las instituciones de seguridad del Estado que debían prevenir los riesgos y amenazas a la seguridad interior y al orden público? ¿Qué hacían las autoridades competentes de los distintos niveles de gobierno cuando acontecían estos deleznables episodios? ¿Cómo pudimos llegar a tal grado de deterioro social e institucional en esas regiones del país?”

entrega premio DH

Las preguntas hechas al aire tenían como respuesta eso que ahora la gente que sale a las calles a manifestarse reclama. El ombudsman señaló que lo que hicieron los casos Ayotzinapa y Tlatlaya sólo fue catalizar “un largo proceso de frustración de expectativas iniciado años atrás, pero que no fue advertido con oportunidad en sus diferentes vertientes económicas, sociales y culturales”, indicó… es decir, es el reflejo de años de ver injusticias y abuso de poder.

Por lo anterior, no hay vuelta atrás, para González Pérez ni siquiera hay manera de regresar a la engañosa normalidad que se tenía antes, la cual era “anómala” porque “estaba asentada, en parte, en la simulación, la ausencia de información pertinente, la desidia, la indolencia y la falta de responsabilidad pública de quienes propiciaron ese estado de cosas”.

En presencia de varios funcionarios federales, como el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, el presidente de la CNDH señaló que es imperativo atender el tema de la impunidad, problema que representa el “mayor flagelo que debemos erradicar”. Para ello y así recuperar la legitimidad gubernamental es necesario un cambio de actitud, de estrategia y de discurso. No se trata de rediseñar el país, sino de definir prioridades”, remarcó.

Por cierto, el galardonado con el Premio Nacional de Derechos Humanos 2014 fue Juan Manuel Estrada Juárez, integrante de la organización Find; además Mayela García Ramírez recibió una mención honorífica por su labor en defensa de los derechos de las mujeres… al menos eso tenemos: todavía hay gente preocupada por el respeto a los derechos humanos.

@plumasatomicas

*Vía La Jornada

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