Por Melissa Platt
Si hay un comentario que recibo constantemente desde que comencé a meterme al mundo de la política es que soy muy joven para estar participando en esto. Llevo ya un par de años en estos menesteres, pero en ocasiones me pregunto cuándo llegaré a la edad en la que ya no estoy “muy chava” para hacer política.
¿Cuál es esa edad óptima para poder tomar decisiones sobre mi comunidad, mi gobierno y mi ciudad? En las elecciones pasadas de EEUU, sólo el 26% de las personas menores de 30 años tenían interés en votar; paralelamente, el 82% de los mayores de 65 aseguraba que asistiría a emitir su voto (Eichen, 2018). Si hablamos sobre nuestros representantes en México, tal vez todavía me faltan algunos años. La mediana de edad en el Congreso de la Unión es de 51 años. Sólo hay 13 senadores y 52 diputados de mi generación (millennial) sirviendo en la actual legislatura (Téllez, 2019). La participación y el interés se ven mucho más en quienes ya llevan algunos años en sus espaldas.
Hay muchos estereotipos sobre quiénes hacen política: los dinosaurios, los que buscan hueso, los hippie-chairos o incluso los idealistas. Sin embargo, rara vez alguien se identifica como parte de estos estereotipos; además, pocos son los que abiertamente se presentan como políticos de profesión.
El interés en temas de gobierno se ve siempre como algo aburrido y, sin duda, como un tema de viejos.
Recorriendo el estado de Jalisco, la mayoría de las personas, en particular las jóvenes, comienzan sus opiniones diciendo “yo no sé de política ni nada, pero…”, “yo nunca me he metido a estas cosas de gobierno, pero…”. Todos participan de alguna manera. Desde el activismo, sus trabajos o empresas, su religión. Sin embargo, hacer política está mal visto en algunos círculos, es sinónimo de oportunismo, corrupción y deshonestidad (lo que ha sido por mucho tiempo la política en México).
Pero si con algo me he encontrado al sumar a tantas personas nuevas a algún proyecto, es que no son sólo cientos, sino miles, de personas a quienes les apasiona hacer política; lo que significa en realidad hacer política, sin las tranzas, las cuotas y los compadrazgos. La vocación de servicio no está muerta y si algo hace falta en México son espacios y oportunidades para poder hacer lo que hace falta.
Tal vez el error está en pensar que la política es para cierto tipo de personas, que pertenecen a cierto gremio o a cierto rango de edad. Lo que hace falta es la creación de espacios, las ganas y la voluntad de construir desde cero. Estoy convencida de que hay cientos de ideologías que merecen ser defendidas y que si algo hace falta son personas que las representen. Debemos perderle el miedo a hablar abiertamente de política, a dejar de prohibir hablar del tema en fiestas y reuniones.
La vida política de nuestra ciudad, nuestro estado y nuestro país es parte de nuestra vida. Desde las calles y obras que representan inversiones, desde el cuidado de nuestros bosques que representan nuestro futuro. Ser indiferentes ya no es una opción. Los jóvenes somos quienes deben empezar a ocupar espacios; somos a quienes más nos afectará lo que viene. Las decisiones tomadas por personas de más de 50 o 60 años rara vez contemplan el medio ambiente y el daño que representa para las futuras generaciones. La cara de quienes hacen política está cambiando y creo que los jóvenes podemos, tal vez, crear un nuevo estereotipo, uno positivo, uno que invite a más talento y a más innovación; uno que haga a cualquiera sentirse orgulloso de decir “Me dedico a la política”.
*****
Melissa Platt es comunicóloga por el Tecnológico de Monterrey. Participó como secretaria ejecutiva de la plataforma independiente Vamos a Reemplazarles en 2018. Ha trabajado en temas de participación ciudadana y seguridad a nivel municipal y actualmente es la coordinadora operativa de Futuro Jalisco.
Twitter: @meliplatts
Fuentes
- Téllez del Río, J. (24 enero 2019). La edad de los legisladores en México.
- Eichen, A. (10 octubre 2018). Why Aren’t Young People More Involved in Politics?.
