Hay días que estamos muy ocupados, con mucho trabajo y con la mente concentrada en las tareas importantes. Hoy no es uno de esos días. En realidad, estamos pensando en pura tarugada mientras desayunamos. Y así fue como nos surgió una pregunta indispensable para arrancar la mañana. ¿Por qué cuernos la manzana verde se llama Granny Smith?
Pues resulta que, así como su nombre lo dice, fue inventada por una abuelita hace más de 150 años.
Como aquí ocupamos nuestro tiempo con toda clase de dudas universales, los invitamos a desperdiciar la mañana juntos, mientras vemos la historia de la manzana verde y la verdadera Granny Smith, que la inventó completamente sin querer.
La verdadera Granny Smith
La verdadera Granny Smith se llamaba Maria Ann Sherwood. Nació en el Reino Unido en el año de 1799.
Antes de ser una abuelita y de inventar la manzana verde por una equivocación, era una joven dedicada a la agricultura en el pequeño pueblo de Peasmarsh, en la parte más sureña de la isla de Inglaterra —bastante cerca del Canal de la Mancha, si tienen un mapa cerca.
Cuando tenía 19 años se casó con otro granjero llamado Thomas Smith de quien, como era costumbre, tomó su apellido.
En 1838 —cuando la pareja ya había tenido 8 hijos— tomaron una decisión bastante curiosa. Resulta que los Smith fueron reclutados por el Gobierno de Inglaterra para irse a vivir a Australia y ser pobladores de la nueva colonia.
Así fue como llegaron a la pequeña ciudad de Ryde, en Nueva Gales del Sur, en Australia.
En 1857 la familia Smith compró dos parcelas que convirtieron en su granja. En esa granja comenzaron el cultivo de manzanas. A la fecha, aunque no se conserva la casa y tampoco los límites de la construcción, el terreno se convirtió en un parque llamado Granny Smith Memorial Park.
¿Y cómo inventó la manzana verde?
Pues volviendo a lo importante, Granny Smith —así como muchas otras personas en esa pequeña ciudad de Ryde— se dedicaban a la agricultura en huertos. En esa parte de Australia se dan toda clase de frutos como naranjas, duraznos, uvas, fresas, nectarinas y por supuesto, manzanas.
A eso se dedicaron el resto de su vida.
Cuando era mayor y un par de años de haber enviudado, Smith —que ya tenía casi 70 años— se ganó el apodo cariñoso de Granny. Además, sería en esos mismos años, en 1868, cuando llegó su histórico descubrimiento.
La historia cuenta que Granny Smith siempre lanzaba por la ventana las semillas de lo que estuviera cocinando. Un día hizo una extraña mezcla de semillas europeas con los restos de una manzana salvaje que venía de Tasmania. En ese lugar se apareció una extraña manzana verde de gran tamaño.
Otra versión dice que se encontró la manzana verde cerca del río donde ella tiraba las semillas de sus manzanas salvajes de Tasmania y otros restos de cocina.
El chiste es que una mutación nunca antes vista, que resultó ser buenísima para comer y para cocinar.
¿Lo gacho? Granny Smith comenzó a vender sus manzanas verdes en su pueblo y se siguieron sembrando en su granja, pero murió en 1870 sin saber que, años después, serían conocidas en todo el mundo.
La historia oficial de la Ciudad de Ryde cuenta que en 1890 —dos décadas después de la muerte de Granny Smith—, sus semillas llegaron a un concurso nacional de horticultura en Australia y ganarían el premio a mejores manzanas para cocinar. En 1892 las semillas Smith empezaron a venderse en todo el país.
Un par de años después, el Departamento de Agricultura de Nueva Gales del Sur anunció que las manzanas verdes eran aptas para exportarse.
Y esa es la historia de la manzana verde que nos estamos comiendo en el desayuno. Estuvo bueno ponernos de ociosos, ¿verdad?
*Con información del Women’s Museum of Australia y la Ciudad de Ryde