Christian Wulff, quien hasta hace un par de horas era el presidente de Alemania, dimitió a su cargo por un caso de corrupción. Fueron tres meses los que el ahora ex presidente estuvo rodeado de escándalos debido a las acusaciones de tráfico de influencias y corrupción en su contra.
Se dice que hacía favores a sus amigos ricos a cambio de obsequios como vacaciones pagadas en hoteles 5 estrellas, autos de lujo que le regalaba un consorcio automotriz alemán y créditos privados sin intereses. La ley del país germánico estipula que los regalos a funcionarios públicos que rebasen los 50 euros deben ser reportados a las autoridades. Y Wulff no lo hizo.
Estas acusaciones corresponden a la etapa de Wulff como jefe de gobierno del estado de la Baja Sajonia, y a su relación con el productor cinematográfico David Groenewold.
Ya saben, cosas que pasan en el primer mundo y que en nuestro México nunca hemos visto ni veremos.
Tras estos meses de escandalo, Wulff perdió prestigio y credibilidad en la opinión pública alemana. Su decisión la anunció hoy, al pronunciar un discurso ante la prensa reunida en el Palacio Bellevue, residencia oficial del presidente alemán.
Se declaró herido por la información que se publicó sobre el y su esposa, y manifestó que las investigaciones judiciales demostrarán su integridad.
Ahora lo interesante será ver cómo reacciona la canciller federal Angela Merkel, quien hasta ahora lo había apoyado