Hace 25 años, el 21 de Mayo de 1997,  Radiohead sorprendió con el lanzamiento del OK Computer, disco innovador musical y letrísticamente que, irónicamente, habla –entre otras cosas– sobre el estancamiento político y social, no sólo de Reino Unido, sino del mundo entero. Después de dos décadas, el sonido del álbum permanece vigente y, desgraciadamente, parece que las temáticas también. El panorama mundial no ha cambiado mucho… quizás sí: para mal.

En 1997, año en que fue publicado OK Computer, el mundo estaba inmerso en amenazas de ataques terroristas, sólo que en ese entonces la ETA era uno de los principales enemigos a temer. Quizás no tanto del interés para los de Radiohead y cualquier otro inglés, que en ese ’97 vieron cómo Gran Bretaña dejó a su entonces colonia, Hong Kong, volver a formar parte de China. O más aún: la mayor victoria que el partido laborista obtuvo en las parlamentarias de Reino Unido de la mano de Tony Blair. Evento seguramente no bien recibido por Yorke y compañía. Recordemos que hace poco, el vocalista declaró que asesores del exprimer ministro intentaron “obligarlo” a reunirse con él… algo “moralmente inaceptable”, dado que Blair fue el hombre que llevó a Reino Unido a la guerra contra Irak.

Con Bill Clinton comenzando su segundo periodo presidencial, Estados Unidos fue la sede donde Morgan Stanley y Dean Witter anunciaron su fusión, para así dar forma a la mayor sociedad financiera que se haya visto en Wall Street… pero esto quizás no es tan recordado como lo es la grave crisis económica que diversos países de Asia atravesaron en 1997. El llamado “Efecto Dragón”, que llevó a todos los mercados a la incertidumbre financiera, provocó una alta tasa de desempleo y pobreza (principalmente en asiáticos), producto de la acelerada apertura de los mercados y la internacionalización del capital financiero; efectos de la globalización.

¿Globalización? Pues vámonos a lo global: de acuerdo con el FMI, en 1997 la economía a escala mundial basaba su reactivación en los progresos de los países industrializados, mientras que las naciones en vías de desarrollo se encontraban en “proceso de integración”. ¿Les suena? Bien, en ese entonces, la interdependencia económica de los países (la llamada globalización) era vista como fuente de “nuevas oportunidades” que ponía en evidencia las ventajas de aplicar políticas acertadas y, desde luego, claras desventajas….

En su informe de desarrollo mundial, el Banco Mundial asentó que los Estados tuvieron que reconocer que no siempre se pueden cumplir las promesas. La globalización no logró que las economías en transición fueras arrastradas (para bien) por las economías fuertes: “muchos países en desarrollo se han visto obligados a reconocer el fracaso de las estrategias de desarrollo promovidas por el Estado”. Ante esto, se recomendó que los Estados articularan actividades en consonancia con su capacidad, “muchos Estados tratan de hacer demasiado con pocos recursos y escasa capacidad, y con frecuencia los perjuicios son mayores que los beneficios”.

 1997: “this is what you get…”

El que casi todo mundo no se detuviera y se dejara arrastrar por la globalización tuvo, evidentemente, repercusiones en todos lo niveles. Tal vez el más lamentable, en materia salud. En su informe de 1997, la OMS  previó que el aumento en la expectativa de vida, sumada a los profundos cambios en la forma de llevarla, conduciría a una epidemia mundial de cáncer y otras enfermedades crónicas: “el resultado será un enorme aumento en el sufrimiento humano y su discapacidad”, auguró con base en el estilo de vida de la población del “mundo industrializado”, en el cual enfermedades no infecciosas –en particular el mencionado cáncer– representarían una mayor amenaza en los países desarrollados.

En ese entonces, la OMS señaló que las enfermedades crónicas fueron las responsables de más de 24 millones de muertes, casi la mitad del total mundial. Las principales: enfermedades circulatorias (cardiacas y accidentes cerebrovasculares, principalmente) y cáncer. “Como la esperanza de vida en los países en desarrollo también aumenta, también lo hace la certeza de que las personas se convertirán cada vez más propensas a las enfermedades que son más comunes entre los grupos de más edad”.

Esto sucedía y se auguraba cuando el OK Computer vio la luz, en 1997, mismo año en que un equipo de científicos británicos del Instituto Roslin, cerca de Edimburgo, anunció que siete meses antes había nacido el primer mamífero clonado: la oveja Dolly. No es imposible pensar que este hecho movió la cabeza de los de Radiohead, justo en el momento en que ya pensaban en su siguiente álbum, cuyo título hace referencia al hipotético primer clon humano: Kid A.

Pero esa –como decía el comercial de la época– “es otra historia”.

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