Este miércoles por la madrugada dos policías norteamericanos fueron asesinados en Urbandale, Iowa. De acuerdo con las primeras investigaciones del Departamento de policía de Des Moines, los agentes fueron víctimas de una “emboscada” que tenía como objetivo acabar con los oficiales.

Después del incidente, las autoridades identificaron a Scott Michael Greene, un hombre de 46 años, como uno de los sospechosos del ataques y a quien capturaron horas después del crimen.

De acuerdo con la policía local, el primero de los agentes, quien fue encontrado muerto en su auto, respondió a un llamado de emergencia que alertaba sobre disparos en la zona. Al segundo policía lo encontraron herido en su auto otros agentes que se dirigían al centro de la localidad de Des Moines tras recibir nuevas alertas de disparos, este oficial murió horas más tarde en el hospital.

Durante una conferencia de prensa, Paul Parizek, portavoz de la policía de Des Moines destacó el “peligro constante que viven los oficiales en este momento”. También señaló que no había ningún tipo de interacción entre los policías muertos, lo que complica más el caso, pues cualquier oficial pudo haber sido víctima del atacante.

Este caso aviva la ola de violencia contra los policías a la que se enfrenta Estados Unidos. Hace apenas unos meses tres policías de Luisiana y otros siete de Texas fueron el objetivo de francotiradores que realizaron dos ataques distintos, como respuesta al asesinato de dos jóvenes afroamericanos a mano de agentes de tránsito.

El agente caído de Des Moines es el tercero de la ciudad que muere cumpliendo su deber en este año. Por otra parte el Departamento de Policía de Urbandale, informó que el agente asesinado es el primero de su cuartel que pierde la vida en operación durante este año.

Por este incidente, todos los agentes de la ciudad saldrán a realizar su trabajo en parejas, como una medida temporal de prevención.

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