“Un caso aislado, algo que es inaceptable, un engaño”. Todas estas opciones parecen válidas cuando se habla del gran problema que Pirelli Motorsports tiene en cuanto a sus neumáticos y a la creciente queja de algunos pilotos al respecto.
El Gran Premio de la Gran Bretaña se vio opacado por las múltiples pinchaduras de llantas que provocaron que algunos pilotos tuviesen que reestructurar la estrategia y otros abandonar la carrera, entre ellos estaban Lewis Hamilton favorito por la localía y por salir primero en la parrilla, Felipe Massa, Jean-Eric Vergne y el mexicano Sergio Pérez, todos con una particularidad, se destrozó su llanta trasera izquierda.
Se corría la vuelta ocho, parecía que desde ése momento el piloto británico de Mercedes se perfilaba como serio contendiente al podio, lideraba la carrera y de pronto el panorama cambió. Para su suerte estaba a unos cuantos metros de los fosos. Entró, reemplazó sus llantas y como el ave Fénix terminó la carrera en cuarto. Dos vueltas más tarde la escudería del Cavallino Rampante fue la afectada, Felipe Massa con la misma suerte no tuvo que abandonar, acabó la carrera en la sexta posición sumando algunos puntos.
Dos fueron los hombres que al final sí tuvieron que decirle adiós a la carrera, uno de ellos fue Jean-Eric Vergne quien a bordo de su Toro Rosso puso en riesgo no sólo su vida sino la integridad de Kimi Raikkonen, al cual algunos pedazos de neumático lo golpearon en el casco. El último piloto que sufrió la mala pasada de los magníficos Pirelli fue Checo, quien estaba en sexto puesto a seis vueltas de terminar la carrera.
Este GP y en sí el fin de semana, será recordado por todos. Nos hace volar a aquel 19 de junio de 2005, día en que Michael Schumacher ganó el Gran Premio de los Estados Unidos después de que siete escuderías renunciaran a participar en dicha fecha y que sólo seis de los veinte competidores salieran a la pista para la carrera.
Al igual que le pasó a Checo Pérez este fin de semana, Ralf Schumacher y su hermano en el 2005, tuvieron algunos contratiempos con las gomas desde la clasificación, a uno se le reventó el neumático en la curva 13 del circuito y el otro tuvo un accidente, que si bien no fue más lejos, puso en riesgo su vida, dejando de manifiesto los problemas con el fabricante de aquel entonces: Michelin.
Desde el 17 de marzo de este año en Australia, la cosa no pintaba bien para el fabricante de llantas, los diferentes pilotos y escuderías se quejaban premio tras premio, surgió el llamado Pirelli Gate el cual consistía en que Mercedes habían realizado algunos tests privados en Montmeló, el resto de equipos se han unido en contra de eso para que la FIA tomara cartas en el asunto. La cosa llegó a su fin con una simple llamada de atención, lo cual molestó a muchos.
Ayer fue el punto de quiebre de muchas cosas. La Federación Internacional de Automovilismo ha convocado a los responsables de Pirelli para que asistan a una reunión el miércoles próximo en Nurburgring Alemania, con los representantes de los equipos para debatir un posible cambio en los compuestos de los neumáticos.
Christian Horner, jefe de Red Bull pidió volver a los neumáticos de 2012 para afianzar la seguridad que se tenía. Martin Whitmarsh jefe del equipo McLaren, aseguró que se puede dar un boicot en Alemania. Checo alega que esta situación es inaceptable y Pirelli dice que es un tema aislado, ya que la pista tiene como particularidad la alta temperatura del asfalto, sus curvas rápidas hacen sufrir mucho los compuestos y además son en su mayoría al lado izquierdo.
El caos fue total, ningún piloto salió lastimado y se llegó al final de la carrera sin ningún problema. Alemania nos puede traer muchas sorpresas, sólo queda esperar. La marca de neumáticos tiene que tomar cartas en el asunto y de ser su culpa asumir las consecuencias.
