Lo que necesitas saber:
La explosión de una pipa de gas LP en Iztapalapa no es un caso aislado ni único. En CDMX existen irregularidades que se han convertido en una bomba de tiempo.
La volcadura de una pipa de gas LP en el Puente de La Concordia en Iztapalapa nos lleva a pensar, entre otras cosas, en qué tanto se aplican los reglamentos para vehículos de carga y sustancias tóxicas y peligrosas, precisamente para evitar tragedias como la sucedida el 10 de septiembre de 2025 en CDMX.
El caso de esta tragedia —cuyo saldo es de al menos 94 heridos y 8 personas fallecidas— está relacionado con irregularidades y una especie de vacío en la supervisión de la aplicación de distintos reglamentos, que en años anteriores fue visto incluso como una bomba de tiempo para la misma CDMX.

Y de los protocolos de seguridad que deben seguir las empresas gaseras. Aquí 5 puntos de las irregularidades del transporte de carga en CDMX.
Explosión en Iztapalapa: transporte de carga en CDMX
A las 2:20 de la tarde del 10 de septiembre, una pipa de gas LP —con una capacidad de almacenamiento de 49 mil 500 litros de gas licuado de petróleo— explotó en el Puente de La Concordia.
Una zona clave para la movilidad del Oriente de CDMX, pues ahí convergen distintas terminales del transporte público como el Metro, Trolebús y la RTP; además de estar ubicada en los límites entre Ciudad de México y Edomex —lo que es Iztapalapa y Chalco.

Todos vimos cómo las llamas alcanzaron, al menos, unos 30 metros de altura en este puente, vía los videos que se viralizaron en redes, escuchamos los estruendos, pero también la capacidad de reacción de vecinos, transeúntes y servicios de emergencia (bomberos, policías y personal de Protección Civil) para ayudar a las víctimas.
De inmediato, se podía inferir que estábamos ante una tragedia, cuyo saldo fue de al menos 8 personas fallecidas y 94 heridas.
Irregularidades del transporte de carga en CDMX
Gas LP y natural: el servicio más preocupante en CDMX
“El servicio más frecuente y preocupante que tienen los bomberos de Ciudad de México es el relacionado con el gas LP y gas natural”, dijo Juan Manuel Pérez Cova, director General del Heroico Cuerpo de Bomberos de CDMX.
En entrevista en Once Noticias, el jefe Vulcano explicó que la explosión de la pipa en Iztapalapa no es el primer caso —así de preocupante está la situación— relacionado con el servicio de gas LP que han atendido los bomberos de CDMX. Tampoco es una cuestión aislada.

De hecho, Pérez Cova explicó que desde hace tiempo llevan atendiendo estos casos que, a su vez, están relacionados con la “falta de pericia” de las gaseras y en la manera en que se traslada en la vía pública.
El jefe Vulcano también resaltó la capacidad de carga de esta pipa como uno de los elementos de la magnitud de esta explosión, pues cuando menos transportaba entre 25 y 30 toneladas de combustible, según su estimación, aunque aún falta el peritaje de la fiscalía de Ciudad de México.
En conclusión: la emergencia número uno que los bomberos atienden está relacionada con el gas LP y gas natural, ya sea en domicilios así como en su traslado y entrega. “Es un tema a observar, lo hemos dicho desde hace tiempo”, remató.
Muchas reglas pero poca aplicación
Si se preguntan si existe un reglamento para el tránsito de vehículos que transportan gas LP o natural, la respuesta es sí.
A nivel Federal —o sea, en todo México— existe la Ley de Caminos, Puentes y Autotransporte, el Reglamento para el Transporte Terrestre de Materiales y Residuos Peligrosos.
Y si hablamos de cuestiones locales, tenemos el Reglamento de Tránsito de CDMX, cuyos artículos del 25 al 28 abordan precisamente las reglas para el tránsito del transporte de carga y sustancias tóxicas y peligrosas.

La gran bronca es que si bien las reglas existen, resultan ser ambiguas o no están unificadas.
Por ejemplo, el artículo 27 ordena que los vehículos que transportan sustancias peligrosas o tóxicas deben circular en rutas y horarios especiales y determinados por la Secretaría de Seguridad Pública.
Y si bien el Reglamento de Tránsito enumera las características que estos vehículos deben tener para que todo mundo los reconozca por transportar material de riesgo como el gas LP; lo cierto es que no es específico.
Es por eso que la misma jefa de Gobierno de CDMX, Clara Brugada, anunció que preparan un nuevo protocolo sobre el tipo de transporte que debe transitar en la ciudad.
Una bomba de tiempo
En 2015, el investigador del Departamento de Teoría y Análisis de la UAM (Universidad Autónoma Metropolitana) Xochimilco, Bernardo Navarro, advirtió de los riesgos que se corrían por la falta de unificación y especificación de las leyes para el transporte de carga.
En especial, de sustancias tóxicas y peligrosas como el gas LP. En entrevista con Sin Embargo, Navarro advirtió que esta falta de homologación y la ausente supervisión de la aplicación de los reglamentos era una bomba de tiempo.

“Si no ajustamos las políticas públicas, sino se logra hacer marcos regulatorios eficientes en temas cruciales, como es la movilidad de sustancias peligrosas, yo les digo que lo que hay que hacer es esperar un nuevo accidente”, advirtió aquel año ante irregularidades como la circulación de pipas y camiones en mal estado.
Los accidentes en las vías rápidas o el personal poco preparado para el manejo de camiones dispensadores de cilindros de gas.
¿Y los seguros?
En el caso de la tragedia en el Puente de La Concordia en Iztapalapa, la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) reveló que Transportadora Silza —la dueña de la pipa que explotó— no tenía pólizas de seguro de responsabilidad civil ni por daño ambiental vigentes para su unidad.
Además, este grupo de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) señaló que la pipa había cargado en la Terminal Marítima Gas Tomza S.A. de C.V, una planta de almacenamiento cuya póliza venció el 12 de junio de 2025.

Muchas horas después, Transportadora Silza publicó un comunicado donde aseguró que tiene todos las pólizas mencionadas por la ASEA y que estaba colaborando con las autoridades.
Sin embargo, este cruce de información ha causado ruido. El suficiente para voltear a ver a Grupo Tomza —que junto con Transportadora Silza son propiedad de la familia Zaragoza Fuentes, dedicada al negocio y control del gas desde Baja California.
Otros accidentes
Grupo Tomza es parte de un grupo de empresas dirigida por Miguel y Tomás Zaragoza Fuentes.
De acuerdo con El Universal, esta especie de emporio gasero ha sido investigada por prácticas monopólicas, ¿en CDMX? Sí, en la Zona Metropolitana del Valle de México.

Y a raíz de la tragedia del 10 de septiembre, medios nacionales han enumerado los desastres —incendios, volcaduras, choques y explosiones— en los que ha estado implicado Grupo Tomza. Al menos 7 casos entre 2025 y 2007 con el saldo de 17 heridos en total y 3 personas fallecidas, sin contar el caso de la explosión en Iztapalapa.
Las lecciones
La falta de aplicación y seguimiento de las reglas para los vehículos de carga de sustancias tóxicas y peligrosas se reflejan en los 5 puntos que acabamos de resumir.
Para Juan Manuel Pérez, director General del Heroico Cuerpo de Bomberos de CDMX, este es un momento clave para cambiar las cosas en CDMX.
Desde el programa para prevenir accidentes con gas LP o natural en domicilios privados —de hecho, hay un programa gratuito en el que puedes solicitar la ayuda de los bomberos de CDMX para que revisen la instalación de gas o electricidad en tu casa con tan sólo mandar un correo a: prevencionincendioshcb@gmail.com— hasta la propuesta de Brugada.
Sí, para crear o perfeccionar el protocolo de circulación del transporte de carga en CDMX.
Y hasta los resultados del peritaje de la Fiscalía de CDMX, entre cuyas hipótesis se maneja el exceso de velocidad, la verdadera aplicación del Reglamento de Tránsito o la revisión de los permisos a las gaseras que surten en la ciudad.
Todo sea para prevenir tragedias como en el Puente de la Concordia en Iztapalapa, que dejó un saldo al menos 8 personas fallecidas y más de 90 heridas y otra compleja situación: la atención de las víctimas de quemaduras graves que requieren una alta especialización en su atención ante los problemas de saturación de los hospitales públicos.

