Cuando uno está chavo hace muchas locuras. Ya saben, cosas como matar las neuronas con alcohol, tomarse selfies, bailar reggeaton, fumar orégano… meter el pene en un cerdo muerto ¡¡??
Pues sí, en sus años mozos el ahora Primer Ministro de Reino Unido, hizo que su pipían sirviera de chupón para un cerdito muerto… claro, todo como parte de un ritual de iniciación durante sus años de estudiante en Oxford.
In the back of Cameron’s car like… pic.twitter.com/7iKuP9uXbY
— John Gusman (@johndavidgusman) septiembre 20, 2015
Al menos eso es lo que cuenta el multimillonario Lord Michael Ashcroft, quien tuvo la gentileza de realizar una biografía no autorizada del primer ministro y soltar los sabrosos adelantos a través las redes sociales… Bueno, eufemísticamente lo dijo así: Cameron, “puso una parte privada de su anatomía”, dentro de la boca de un cerdo muerto… acto del que hay pruebas fotográficas.
Obviamente la respuesta no se dejó esperar y hashtags como #Hameron #Oink y #piggate, comenzaron a ser tendencia a los pocos minutos que la primera página del Daily Mail (que contiene las revelaciones) vio la luz.
Well this looks kind of suspicious in retrospect: http://t.co/7R4sKp4aQM pic.twitter.com/Me3JHy2W7q — Murtaza Hussain (@MazMHussain) septiembre 20, 2015
Además de hacerle una incorrecta respiración de boca a boca a un cerdo muerto, en Llámame Dave: Una biografía no autorizada, Ashcroft revela que en su sociedad de estudiantes, Cameron le entraba a las bacanales de manera frenética… y cómo no, si en tales eventos corría el alcohol con singular alegría.
Así de bien peinado como lo ven, en el libro se asegura que Cameron gustaba de fumar marihuana… ya años más tarde se casó, se volvió un hombre serio… y permitía consumir cocaína en su casa.
Pese a lo sabroso del chisme, hay que tomarlo con reservas, ya que Lord Ashcroft pudo haber escrito todo por “ardido”. Al parecer, hace tiempo Cameron le prometió al millonario un importante puesto en el gobierno, esto si llegaba a la “grande” en 2010… Ashcroft fue donó millones de libras con la esperanza de ganarse un hueso, cosa que nunca ocurrió… y ahora la revancha.