Por Diego Castañeda
Según Wopke Hoekstra, el ministro de finanzas de Holanda, el Brexit beneficia a los que él llama los “enemigos de la región” (China y Rusia), ya que Reino Unido es el principal poder militar de la región y el centro financiero de esa parte del mundo. No obstante, además de que no es claro que lo que dice Hoekstra sea cierto (enemigos de la región), en términos económicos no es claro quién gana con la salida de Reino Unido de la Unión Europea.
Hablar de los que pierden parece ser más fácil, con ese propósito el Peterson Institute for International Economics recientemente ha presentado un estudio donde resumen 12 simulaciones sobre los efectos de la salida en la economía de los otros miembros de la UE. En caso de un hard Brexit, la situación a la que nos aproximamos el próximo 12 de abril si nada cambia, Reino Unido perdería entre 1.2 y 4.5 puntos del PIB; si la salida es un soft Brexit, la pérdida sería de la mitad aproximadamente.
El canal por el que estos efectos se transmitirían sería las mayores barreras al comercio en formas de aranceles y barreras no arancelarias. Otro canal sería una disminución de flujos de inversión en ambas direcciones. Uno de los efectos menos discutidos se debe a la movilidad laboral y la pérdida de trabajadores calificados y no calificados en los distintos mercados europeos. Reino Unido, sin lugar a dudas, sería el perdedor máximo en cualquiera de los escenarios del Brexit, pero el resto de los países de la UE se verían en la necesidad de implementar medidas para mitigar los efectos. Por un lado intensificando su comercio al interior del mercado común, esto podría generar ganancias para las economías europeas que pudieran sustituir parte de lo que Reino Unido vende al mercado común. Éste es el caso de países como los nórdicos, que podrían sustituir a Reino Unido en algunos tipos de manufactura y algunos servicios.
Pero las pérdidas para Reino Unido no son meramente macroeconómicas, un hard Brexit de acuerdo a uno de los estudios analizados (Latorre, Olekseyuk y Yonezawa) tendría una reducción en remuneraciones de hasta 3 por ciento y una caída en consumo de otro 3 por ciento. Para la UE la pérdida de consumo sería de cerca de 1.5 por ciento y la pérdida en remuneraciones de 0.5 por ciento. Aunque algunos economistas pro Brexit argumentan que ésta sería una pérdida temporal en lo que los mercados se ajustan a la nueva realidad, ninguno de los 12 estudios analizados por el Peterson Institute encuentra evidencia de que esto sea posible. Tanto la Unión Europea como Reino Unido perderían cerca de 60 mil millones de dólares para 2020.
Si Brexit ocurre el impacto del mismo será un tema de discusión por mucho tiempo. Aunque no es el primer caso de un país que sale de un mercado común en la historia, sí sería el primero que ocurre en una economía tan integrada, tan grande y con tantas fragilidades como hoy en día tiene la Unión Europea. El Brexit de ocurrir pondrá sobre la mesa las discusiones sobre qué ocurriría si otras economías decidieron salir, hecho mucho más complicado y dañino de ser alguna dentro de la zona euro. Más importante aún será una lección sobre los efectos de la desintegración económica en una era marcada por la gran interdependencia entre las economías nacionales.
Los efectos duros del día del Brexit se van a sentir en Europa, pero en el resto del mundo vamos a ver mucha volatilidad. Movimientos fuertes en tipos de cambio, pérdidas en algunas bolsas, mucha turbulencia y quizá algunos ganadores que capturen flujos de inversión en esos días será lo que veremos en unos días.
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Diego Castañeda es economista por la University of London.
Twitter: @diegocastaneda