El nombre Paola Suárez —una de las integrantes de Las Pérdidas— fue tendencia la noche del 10 y mañana del 11 de enero, después de que la influencer denunció haber sido golpeada por su pareja. Y justo el caso de Paolita sucedió en una semana clave para la agenda de los derechos de las personas trans y no binaries.
¿Por qué? Seguro supieron de la disculpa que AMLO ofreció por malgenerizar a la diputada trans Salma Luévano, después de que en redes varias cuentas citaran un video de la morenista saludando al presidente —imprimiendo una carga de desinformación, discriminación y odio.
Luego, al intentar defender la agenda de derechos, AMLO terminó por malgenerizar —otra forma de violencia hacia las personas trans y no binarias/binaries— a Salma Luévano, diciendo que era “un hombre vestido de mujer”.
Lo que dio pie al fortalecimiento de los mensajes, en redes, de discriminación y violencia hacia la diputada.
México, uno de los países más peligrosos para personas trans
Aún y cuando AMLO se disculpó con Luévano —reconociendo que el amor no tiene sexo y que los derechos no se condicionan por las identidades ni orientaciones—, activistas hicieron énfasis en que al gobierno le faltan acciones contundentes para garantizar los derechos de las comunidades LGBT+.
Para precisamente evitar casos como el de la influencer Paola Suárez o de la activista trans Nicté Chávez, quien fue agredida en casa, durante esta segunda semana de enero de 2024.
Pero no sólo eso. También para detener una ola de discriminación y violencia por razón de orientación e identidad de género. Una situación preocupante cuyas propuestas de soluciones y compromisos deberían estar en primerísima fila. Van varias razones:
México es el segundo lugar en asesinatos de personas trans a nivel mundial
Bien sabemos que desde hace décadas nuestro país adolece de una ola de violencia que ha impactado en la cotidianidad desde los espacios públicos hasta privados.
Una forma de violencia extrema se ha registrado desde hace décadas contra las mujeres: los feminicidios.
Gracias al trabajo de investigadoras y académicas, el feminicidio es reconocido como un delito en el Código Penal. Y se han diseñado estrategias para erradicarlo, prevenirlo —aunque falta mucho camino para que esto se cumpla.
Algo similar ha sucedido con las agresiones contra las comunidades LGBT+ (Lésbico, Gay, Bisexsual, Trans y más). De manera muy marcada contra las personas trans.
De acuerdo con el proyecto Transrespect versus Transphobia de la Transgender Europe, México es el segundo país con más casos de asesinatos de personas trans en el mundo.
Tan sólo después de Brasil —que ha registrado mil 841 casos de 2008 a septiembre de 2023— México se coloca en esta lista con 701 asesinatos.
Siguen Estados Unidos, Colombia, Venezuela, India, Argentina, Honduras, Pakistán y Filipinas.
Faltan registros, investigación y un políticas públicas para erradicar la violencia contra las personas trans
Nos movemos a otro registro, esta vez con el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio, elaborado por Fundación Arcoíris.
Tan sólo de 2014 a 2023 se registraron 407 asesinatos de personas trans, de estos la mayoría fueron contra mujeres trans.
Sí, transfeminicidios, un tipo de delito que activistas e investigadoras intentan que sea reconocido en los códigos penales de cada estado y en el nacional. Porque al igual que los feminicidios, los transfeminicidios tienen elementos en común, indicando que se trata de un crimen de odio.
De esta manera, las autoridades contarían con las herramientas y el procedimiento necesario para investigar las agresiones contra personas de las comunidades LGBT+, precisamente por su identidad u orientación.
Sin embargo, como tal eso aún no existe en México. Y si en estos momentos se cuentan con registros, son los de organizaciones civiles especializadas en las comunidades LGBT+.
Desinformación y discriminación
“Los crímenes de odio se sostienen, ante todo, en una densa trama cultural de discriminación, rechazo y desprecio”.
Esto lo explica la Fundación Arcoíris para comprender por qué en una sociedad suceden los crímenes de odio, los ataques contra personas de las comunidades LGBT+ y en especial contra las mujeres trans.
El caldo de cultivo de la discriminación resulta ser la desinformación, el sostenimiento de estereotipos y la desatención por parte de las autoridades.
Acá en México queda mucho camino por recorrer. Apenas en noviembre de 2023 se exigía justicia en el caso de le magistrade Ociel Baena y que las autoridades de Aguascalientes hicieran una investigación con perspectiva de género, después de que una primera versión de la Fiscalía apuntara a un supuesto “crimen pasional” —concepto que solo sirve de obstáculo para una verdadera justicia.