Por Esteban Illades

Inicia el 2020 y con ello regresa este espacio. Como el año apenas está en tren de arrancar, lo mejor será echar una mirada a los tres grandes retos que ha de enfrentar este gobierno en México durante los próximos 12 meses.

Seguridad

El gran problema de este país, y así lo dice la mayoría de los mexicanos cuando los encuestan, es la seguridad. Si bien el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, ha hablado sobre el famoso “punto de inflexión” en el que los homicidios comienzan a disminuir en México, la realidad es que, en el mejor de los casos, lo que vemos son aumentos y disminuciones en los datos, estilo una montaña rusa. Es decir, no encontramos todavía una tendencia uniforme que nos diga que en efecto la violencia está disminuyendo.

Foto: Cuartoscuro.

El presidente ha dicho en repetidas ocasiones que su estrategia de seguridad está funcionando y que por ello continuará con ella sin hacer mayor cambio. Con datos disponibles de 2020 sabremos si en efecto tiene razón; sin embargo, dada la magnitud de la violencia, y dado que la estrategia de seguridad actual es muy parecida a la anterior, es posible que a lo único que se pueda aspirar es a una estabilización de homicidios. Entiéndase, que el número no suba ni baje, sino que se mantenga en una línea plana durante los meses siguientes.

En teoría, la flamante Guardia Nacional se consolidará este año: será cosa de ver si esta corporación, que cuenta con los grandes vicios de sus predecesores, hace algo por reducir la violencia en la que vivimos.

Según la encuesta más reciente de El Financiero, el presidente cuenta con un 72% de aprobación, número bastante alto. No obstante, ese número puede cambiar en gran medida por lo que haga o deje de hacer –por ejemplo, Culiacán– este año.

Economía

Aún no sabemos con exactitud cuál fue la cifra final del crecimiento económico de 2019. Pero si nos guiamos por los resultados ya publicados y por los análisis de expertos, lo más probable es que el crecimiento económico del año pasado sea nulo. La economía se estancó en 2019 en parte por la falta de confianza de los inversionistas, en parte porque el rescate de Pemex no ha sido tal y en parte porque el gobierno, al contraer su inversión, no ha logrado incentivar el crecimiento económico.

Imagen: Shutterstock

Esto a pesar de que en el resto del mundo no ha habido mayor turbulencia: Estados Unidos sigue creciendo, la guerra comercial entre nuestro vecino del norte y China parece estarse tranquilizando y, salvo lo sucedido en Irán los últimos días, el petróleo se ha mantenido estable. Para dejarlo claro: el crecimiento económico ha sido nulo –o casi nulo– con condiciones externas favorables. Al gobierno debe preocuparle que las cosas afuera del país se mantengan en relativa calma. De lo contrario, la economía mexicana puede sufrir, más si el propio presidente no parece tener claro cómo generar crecimiento al interior.

Estados Unidos

Este año será fundamental para la relación México-Estados Unidos. En unas semanas iniciarán las primarias del partido Demócrata, las elecciones estatales para determinar quién será el candidato o candidata que enfrente a Donald Trump en la elección general de noviembre. Lo hemos dicho antes, pero ninguna de las dos opciones es buena para el país. Trump se ve enfilado hacia la reelección incluso con el juicio político que enfrenta en el Congreso.

De ganar, le darán cuatro años en los que ya no tendrá que competir por nada porque en Estados Unidos sólo existe una reelección. Por ello, podrá llevar a cabo, ahora sí, la política que le interesa. Y eso puede afectar mucho a México. Tan sólo en su primer período logró que se votara un acuerdo nuevo para reemplazar el Tratado de Libre Comercio. También amenazó a nuestro gobierno con aranceles en caso de que no hiciera lo que le pedía. Lo obligó a aumentar su política de criminalización a los migrantes. Y ahora, con el homicidio de nueve miembros de la familia LeBarón, utilizó la tragedia para torcerle el brazo una vez más al gobierno: los amenazó con declarar a los cárteles como organizaciones terroristas, lo cual tendría graves repercusiones en el país.

Falta ver qué hará durante su segundo período, en caso de ser reelecto.

Foto: Getty Images.

Del lado Demócrata las cosas tampoco pintan tan bien. Joe Biden sigue siendo el candidato puntero, seguido de Elizabeth Warren y Bernie Sanders. Si bien Warren y Sanders distan de ser lo que es Trump, sus posiciones respecto a México no son muy amables. Podrían ser, incluso, bastante antagónicas: sus exigencias no estarían tan lejos de las del presidente actual.

Biden, en ese sentido, quizá sería la mejor opción para este gobierno, o tal vez la menos mala. Habría una relación de indiferencia, cosa que no suena tan terrible si se piensa en lo que ha ocurrido desde que Trump fue electo en 2016. Pero Biden no es un candidato sólido. De enfrentar a Trump en la elección general, hay posibilidades de que se repita lo que sucedió con Hillary Clinton.

¿Entonces?

La versión corta: el presidente tiene buenos números de aprobación. Pero la seguridad y la economía son los dos temas más importantes para los mexicanos. Tendrá que echar manos a la obra si quiere mantener su popularidad, aunque no parece el caso. Si hemos de seguir lo que ha dicho en las últimas semanas, el rumbo será el mismo.

Respecto a Estados Unidos, México puede hacer poco, pero la elección de nuestro vecino en 11 meses será fundamental para el presidente y su gobierno: se le sumará un problema más a los que ya enfrenta internamente desde que tomó posesión el 1 de diciembre de 2018.

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Esteban Illades

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