Por Esteban Illades

Taepodong-2. No es una medicina contra la diarrea. Pero sí la palabra que más la causa en el gobierno de Estados Unidos. Taepodong-2 es el nombre del misil que Corea del Norte lleva fabricando desde 1987 como prototipo pero hasta la fecha no funciona.

Una vez que la prueba –hasta ahora van tres fallidas– sea exitosa, el Taepodong-2 será capaz de viajar cerca de 15 mil kilómetros con una ojiva nuclear en la punta, caer en una de las grandes ciudades de Estados Unidos y aniquilarla. Siempre y cuando su sistema de guía funcione correctamente. Porque de desviarse podría caer en Tijuana. O en Monterrey. O en Guadalajara.

El Taepodong-2 es el primer intento de Corea del Norte de crear un Misil Balístico Intercontinental (conocido comúnmente como ICBM en inglés), y según expertos en el tema, podría conseguirlo durante la próxima década.

Mientras tanto, a pesar de que el gobierno de Kim Jong-un todavía no puede atacar de manera directa a Estados Unidos, sí tiene un arsenal tan grande como para destruir a sus dos enemigos más cercanos: Corea del Sur, con quien está en conflicto desde 1945, y Japón, con quien no tiene ningún tipo de relación diplomática. De hecho, el 6 de marzo –aunque por error– Corea del Norte hizo pruebas con dos misiles que cayeron en aguas territoriales japonesas.

Las tensiones están en uno de sus puntos más altos, más porque Donald Trump es ahora presidente de Estados Unidos, y su política exterior es errática. Por ejemplo, hace unas semanas se filtró que su gobierno planeaba un ataque preventivo en contra de Corea del Norte; pero esta semana dijo que estaría dispuesto a hablar cara a cara con Kim Jong-un.

Donald Trump y Kim Jong un

Esto sin contar que cuando se reunió con el presidente chino Xi Jinping a principios de abril y declaró que: “después de escucharlo 10 minutos, me di cuenta que [la situación con Corea del Norte] no es tan sencilla”. O que cuando explicó su opinión sobre el tema, no sabía quién era el líder del país: si el abuelo, el papá o el hijo.

¿Le tenemos miedo a Corea del Norte? ¿Se viene la Tercera Guerra Mundial? A continuación una breve explicación.g

El doble arcoíris y el líder eterno que nunca va al baño

El aislamiento norcoreano del mundo comenzó después al terminar la Segunda Guerra Mundial, cuando las fuerzas rusas invadieron el norte de la península coreana y las fuerzas estadounidenses se quedaron con el sur.

Aunque en un principio se planeaba que ambos países terminaran tan pronto posible la ocupación del territorio, el apoyo de ambos a regímenes distintos –los rusos se fueron con Kim Il-sung, abuelo de Kim Jong-un, y los estadounidenses con su propio dictador, Syngman Rhee.

Para 1950 el Norte intentó invadir el Sur y anexarlo, pero sin éxito. Después el Sur, apoyado por tropas estadounidenses, intentó anexar el Norte. También sin éxito. Tres años más tarde, la guerra, en la cual murieron más de 2.5 millones de personas, terminó sin un vencedor. Y desde entonces ambos países se encuentran constantemente al borde de una nueva guerra.

El destino de cada uno fue totalmente opuesto. En Corea del Sur Rhee intentó eternizarse –cambió la constitución y se reeligió cuatro veces; después quizo nombrar a un sucesor sin éxito– y los sudcoreanos se rebelaron. Tras marchas con miles de personas, Rhee tuvo que renunciar. El país, que tenía niveles de desarrollo más bajos que México, se modernizó muy rápido: la mayor parte de su infraestructura había quedado deshecha tras la guerra, así que no les quedó de otra más que reconstruir. Hoy son la undécima economía del mundo, mientras que México es la decimosexta.

En cambio, los norcoreanos se encerraron todavía más. Bajo Kim Il-sung adoptaron la ideología juche, que significa “autodeterminación”. Según el principio, no dependen de nadie. El país puede solo.

Pero, para sostenerse en el poder a pesar de los problemas económicos, la falta de apoyo internacional y el hecho de que Corea del Norte no producía suficientes bienes como para en verdad ser juche, el gobierno tuvo que inventar su propio mito. Kim Il-sung se autonombró “Gran líder”, y así comenzó el culto a la imagen que después llegó a niveles insospechados con su hijo, Kim Jong-il, quien lo remplazó tras su muerte en 1994.

Kim segundo, todavía más extremo que su padre, creó una historia de origen increíble: según los libros de texto norcoreanos, el líder, cuyo título póstumo es “Secretario general eterno” (como Fidel Velázquez o Carlos Romero Deschamps), nació en invierno, pero la estación cambió de inmediato, con su llegada, a primavera. También apareció una nueva estrella en el cielo, así como un doble arcoíris y un iceberg que hablaba.

De hecho, según los libros de texto de Corea del Norte, Jong-il era tan supernatural que no fue al baño. Nunca.

El líder de Corea del Norte Kim Jong Il (izquierda) y el Presidente de Corea del Sur, Kim Dae-jung, durante una reunión para reconciliar sus diferencias políticas en el año 2000. Foto: Getty
El líder de Corea del Norte Kim Jong Il (izquierda) y el Presidente de Corea del Sur, Kim Dae-jung, durante una reunión para reconciliar sus diferencias políticas en el año 2000. Foto: Getty

La idea de crear un mito tan grande y convencer no sólo a su población sino al mundo entero del paraíso norcoreano llegó al punto de que, a finales de los setenta, el gobierno secuestró a Choi Eun-hee y a Shin Sang-ok, la actriz y el director más popular de Corea del Sur en ese entonces. El Norte los mantuvo cautivos durante ocho años, hasta que lograron escapar. (Netflix tiene un documental muy bueno sobre esta historia que se llama “Los amantes y el déspota”.)

Hoy en día Corea del Norte es liderado por un nieto de Il-sung, Jong-un, quien se hizo del poder tras la caída en desgracia de su hermano mayor Kim Jong-nam, quien en un principio sucedería a su padre, pero que después de utilizar pasaportes falsos de la República Dominicana para poder visitar Disneylandia Tokio con su familia –sí, sí pasó–, se tuvo que exiliar.

Jong-nam murió hace unos meses en otro episodio digno de película de acción: dos mujeres se le acercaron en un aeropuerto en Malasia y le inyectaron dos sustancias que juntas se convirtieron en un químico tan potente que lo mató en menos de 15 minutos. (Si el morbo les gana, The Guardian tiene el video.)

Kim Jong Un

Jong-un, en continuación de la política de su padre y abuelo, ha aumentado el conflicto con Estados Unidos. El poco ingreso que tiene la economía norcoreana –que está sancionada por todo el mundo, incluso por los países con los que todavía habla, como China– va a dar a misiles y al ejército. Por eso la aceleración de la producción del Taepodong-2. Lo único que le queda es amenazar al enemigo para que no lo invada.

Y no es para menos: si alguna vez consigue que el misil funcione, entonces sí habrá problemas.

Pero tal vez no para México

Una de las cosas más surreales de todo este asunto es que un grupo de mexicanos tiene buena relación con el régimen norcoreano. Se trata de la dirigencia del PT, el Partido del Trabajo, que cuando murió Kim Jong-il envió sus condolencias por el fallecimiento de un “líder ilustre”.

Alberto Anaya, presidente vitalicio del partido –muy a la manera de los norcoreanos o de cualquier sindicato mexicano– fue de visita hace poco a Pyongyang, la capital, para celebrar el “Día del Sol”, el cumpleaños de Kim Il-sung .

Al regresar, dijo sentirse “muy sorprendido”, ya que Corea del Norte está “a años luz” del resto del mundo. Sólo un pequeño detalle: no dijo en qué dirección.

Quién lo pensaría, pero tal vez la única garantía de que México salga ileso en una no-tan-hipotética Tercera Guerra Mundial sea el PT. Aquel partido que conforman, entre otros, Ana Guevara y Manuel Bartlett, y que tal vez lance al ex-Big Brother Patricio “El Pato” Zambrano como candidato a la presidencia del país en 2018.

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Esteban Illades

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