El pasado 9 de agosto el periódico británico The Guardian publicó otro cañonazo que dejó mal parado al presidente Enrique Peña Nieto: el diario denunció la relación entre un potencial contratista del gobierno y Angélica Rivera, esposa del representante del ejecutivo.
Después de una guerra de declaraciones, en las que el vocero de la Presidencia trató de darles un curso de periodismo y ética (¿en serio?) a los reporteros del medio europeo, nuevos elementos han surgido en el caso que sustentan el posible conflicto de interés del cual —nuevamente— sería responsable Peña Nieto.
En ese contexto es que se han dado una serie de amenazas en contra del reportero José Luis Montenegro, corresponsal de The Guardian en México, que realizó la investigación y destapó las potenciales redes de corrupción entre el Gobierno y el empresario Ricardo Pierdant.
Montenegro le dijo a Artículo 19, organización defensora de derechos humanos y libertad de expresión, que ha recibido algunos mensajes amenazantes en Twitter a raíz de la publicación del reportaje que puso a los habitantes de Los Pinos de nueva cuenta en la opinión pública.
El pasado 12 de agosto un usuario llamado @jovenplacebo —que desapareció de la red social— publicó una imagen con dos balas, acompañadas de un mensaje en donde le pedía tener mesura en sus publicaciones para que nadie saliera lastimado.
La historia se repitió el 15 de agosto, cuando un tuitero llamado @manuelpmane, le envió una fotografía —supuestamente de él— vistiendo un pasamontañas y empuñando una arma de fuego con un mensaje intimidatorio: “Pinche seudoperiodista, estamos sobre ti, la patrona ya dio la orden”.
Puede que sólo se trate de una broma de pésimo gusto por parte de los trolls que pululan en Twitter, pero en un país donde en los últimos 16 años han sido asesinados alrededor de 114 periodistas, de acuerdo con la CNDH, esto no es un juego que se deba tomar a la ligera.