Aunque el Gobierno Federal prometió ahorro y austeridad, el gasto en publicidad oficial creció 6 mil millones de pesos respecto a lo que los diputados habían aprobado. De acuerdo con la investigación realizada por el portal Animal Político, el incremento fue tan exponencial, que algunas dependencias que tenían asignados alrededor de 5 millones de pesos, terminaron gastando 400 millones. Las cosas buenas no se cuentan, pero cuentan mucho. El presupuesto aprobado en materia de publicidad oficial para 2016 ascendía a una cifra de 2 mil 408 millones de pesos. Este creció hasta llegar a un monto de 8 mil 500 millones, según datos de la Cuenta Pública 2016. Es decir, en pocas palabras, el gasto en publicidad creció 257% respecto a lo aprobado en la Cámara de Diputados.
El ejercicio realizado por Animal Político reveló que algunas dependencias gastaron en publicidad entre 70% y 90% más de lo que se les había asignado originalmente. Entre estas se encuentra la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), la cual pasó de un presupuesto de 5 millones de pesos a 405 millones de pesos. La Secretaría de Turismo presentó las mismas irregularidades: pasó de un presupuesto aprobado de 8 millones 540 mil pesos a 806 millones 437 mil pesos. Y ni qué decir de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), dependencia que pasó de tener 57 millones de pesos asignados para publicidad, pero que al final terminó gastando 515 millones de pesos. O qué tal la Secretaría de Relaciones Exteriores: que pasó de 10 millones aprobados a gastar 200 millones de pesos.
La organización no gubernamental Artículo 19, dedicada a la defensa de la libertad de expresión, aseguró en su informe más reciente, titulado Libertades en resistencia, que en nuestro país existen dos tipos de censura:
1.- La publicidad oficial que se utiliza como un instrumento de censura indirecta.
2.- Las agresiones directas contra la prensa.
Según la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2017, realizada por la organización Reporteros Sin Fronteras, México, junto con Cuba, son los dos países latinoamericanos peor calificados en materia de libertad de prensa. Para poner en contexto: países como Guatemala, Afganistán, Nigeria, Palestina, India, Venezuela y Honduras obtuvieron mejores evaluaciones que nuestra nación.
