“México, país de contrastes, ha estado acostumbrado a administrar carencias y crisis. Ahora [con] el petróleo en el otro extremo, tenemos que acostumbrarnos a administrar la abundancia”.

Eran los tiempos de José López Portillo, México se encontraba en la ruina luego de seis años de corrupción  e ineficiencia con Echeverría y el “nuevo” llegaba a la presidencia del país en medio de la primera crisis económica de la segunda mitad del siglo XXI… pero el petróleo nos salvó de la quiebra. Petróleo, mucho petróleo. Petroleo como nunca antes se había visto.

El hallazgo de gigantescos yacimientos en Tabasco, Campeche y Tamaulipas, y la guerra del Yom Kipur, el conflicto árabe-israelí en el que, luego de la derrota, los árabes decidieron la suspensión de envíos de crudo a Estados Unidos y Europa, convirtió a México de la noche a la mañana en el primer exportador mundial de crudo en el mundo. Petróleo, mucho.

López Portillo pasaría a la historia por la histórica frase que abre esta nota, luego de los descubrimietnos, aunque también podríamos referir el famosísimo “es el orgullo de mi pinche nepotismo” para referirse a su hijo, José Ramón, subsecretario de estado durante su sexenio; o el inolvidable “soy la última esperanza de la Revolución”.

Ayer, a más de cuarenta años de aquellas inolvidables frases, México ha descubierto su primer gran yacimiento de petróleo en aguas profundas: a 180 kilómetros del estado de Tamaulipas y 39 al sur de las aguas de Estados Unidos. Según información de PEMEX un hallazgo que podría equivaler a casi  un tercio de la actual producción anual de crudo del país: entre 250 y 400 millones de barriles de crudo al año al inicio de la extracción y hasta 10.000 millones de barriles al año en el momento de mayor producción.

“Pemex ha hecho el primer gran hallazgo de petróleo en aguas profundas del Golfo de México”, ha dicho Felipe Calderón sonriente el día de ayer desde la residencia oficial de los Pinos, “podemos mantener e incrementar la producción de petróleo en el mediano y en el largo plazo” agregó sosteniendo en alto una muestra del crudo del yacimiento denominado Triton 1. Claderón, por lo menos, ha sido más sensato.

El primer barril de crudo tardará al menos cinco años en ser extraído con robots submarinos. El país, pues, tiene tiempo para preaparse oootra vez, para administrar la abundancia en tiempos de corrupción, nepotismo y compradazgo.

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