“Te crees la mamá de Tarzán y ni siquiera el amor sabes hacer”.
En Sopitas.com continuamente les traemos reseñas de las películas que no debes perderte tanto de cine comercial como de arte. Sin embargo, aprovechando que la tarde de domingo se presta para ello, queremos recomendarles Patsy mi amor, una rareza del cine mexicano que hoy permanece casi en el olvido, y a la que vale mucho la pena echarle un ojo.
La primera vez que me topé con ella fue en un canal de cable dedicado al cine nacional y comencé a verla porque no había otra cosa en televisión. A primera vista Patsy mi amor parece una película común y corriente de los años sesenta, y por ello, estuve a nada de cambiar de canal si no fuera porque los diálogos de una escena me insinuaron que aquella cinta de ordinaria no tenía nada. Desde entonces la he vuelto a ver en un par de ocasiones más y siempre le encuentro nuevas cosas.
Podría parecer que la historia no es nada del otro mundo: Patsy, es una chica universitaria de 18 años que acaba de regresar a México después de estudiar un año en Europa y que lleva una vida de ensueño. Vive en una familia de clase alta en el barrio de Coyoacán; su papá la adora y tiene una estrecha relación con ella; tiene varios amigos con los que se pasea todas las tardes; y además es pretendida por tres hombres: Un músico hippie, un productor de televisión y un estudiante de medicina cuyo mayor defecto es ser provinciano y tener 28 años.
Así, la primera parte de la película transcurre entre los intentos de estos jóvenes por ganarse el corazón de Patsy, quien parece estar todo el tiempo en su mundo y nunca tomarse en serio los sentimientos que provoca en los demás.
Entonces, ¿dónde radica el encanto y la magia de esta película estrenada en 1969? Quizá podríamos empezar diciendo que el argumento de Patsy mi Amor es ni más ni menos que de Gabriel García Márquez, el cual fue adaptado y dialogado al cine por el director Manuel Michel, quien hizo su debut con esta cinta. Es por eso que el toque del escritor colombiano se refleja sutilmente en la estética de varias escenas, en ciertos diálogos y en varios elementos de la trama.
La historia ocurre en la Ciudad de México, una orbe que empezaba a despertar a la modernidad y cuya sociedad se fusionaba singularmente con las ideologías de rebeldía y el despertar sexual de la juventud de aquella época. Patsy, la protagonista, es una joven curiosa y con unas ganas arrebatadoras de comerse al mundo. A pesar de vivir en medio de lujos y comodidades, quiere descubrir aquel mundo que a causa de su inexperiencia le parece seductor.
En medio de todos estos elementos brilla Ofelia Medina y su interpretación de Patsy. La película podría tratarse de nada y el espectador igualmente podría ver una y otra vez la película sólo por admirar la belleza y encanto de esta actriz que a sus 19 años ya era dueña de una sensualidad arrebatadora.
Su personaje es el de una joven que se sale del molde, poco consciente del poder que ejerce en los hombres y que posee la mezcla perfecta entre ternura y seducción, combinación mortal para que sus pretendientes se mantengan en vilo toda la noche a causa de un desdén. Aunque sea solamente ella, por medio una sonrisa inocente, la única capaz de devolverles el aliento.
En medio del rock, de autos inmensos y de fiestas psicodélicas, Patsy descubre que el poder de su belleza y su encanto natural le alcanza para que cualquier joven de su edad caiga rendido a sus pies. Y sin embargo, esa misma frescura la hará caer en las garras de un hombre casado que, aprovechándose de su ingenuidad, la seducirá hasta llenar su vida de confusión y romper el equilibrio de su mundo perfecto. De esta forma descubre que el amor es más peligroso y devastador de lo que parece.
El choque generacional, la libertad sexual, la relación padre-hija, o la pérdida de la inocencia son sólo algunos de los pilares sobre los que descansa esta película llena de simbolismos, referencias literarias, culturales y cinematográficas y con un soundtrack bastante peculiar. Todo esto hace que Patsy mi amor sea una película referente del cine de onda.
Además cuenta con varios cameos, como el de Raúl Velasco que aparece como anfitrión de un bar psicodélico o el de Pixie Hopkins, cantante británica que vivió varios años en México y fue un icono de la moda en los sesentas.
Si bien esta cinta dista mucho de ser perfecta, y cojea en algunas actuaciones, en varios elementos técnicos o incluso en el argumento, el resultado final es muy interesante. Además, 40 años después esta película se ha ido añejando de un modo muy peculiar, capturando en el tiempo la esencia del México psicodélico.
Acceder a esta película no es complicado, pues además de ser programada constantemente en algunos canales de cable dedicados a las películas en español, está disponible en Netflix y en YouTube. Échenle un ojo y luego nos cuentan qué les pareció.
Por lo pronto les dejamos con este promocional de la televisión, que no le hace mucha justicia a la película:
Por @gabrielrevelo