Falta poco menos de un año para que se lleven a cabo las elecciones presidenciales de 2018 y los apuntados para suceder al presidente Enrique Peña Nieto se cuentan por racimos. Pareciera que se multiplican como gremlins —apenas con el roce del agua— porque cada semana se destapa alguien más. Dentro de la contienda solamente se puede contar a un candidato seguro: Andrés Manuel López Obrador, líder nacional de Morena. Los otros partidos —entre frentes amplios, grillas internas, dedazos o bajas aprobaciones— lo tienen más complicado. Gracias a esto, al día de hoy, tenemos un chorrotal de aspirantes presidenciales. De todos sabores y colores. Un abanico surtido, más no rico. Personajes como Miguel Ángel Mancera, Graco Ramírez, Silvano Aureoles, Juan Zepeda, Rafael Moreno Valle, Margarita Zavala, Ricardo Anaya, Juan Carlos Romero Hicks, Luis Ernesto Derbez, Miguel Márquez Márquez, Miguel Ángel Osorio Chong, Aurelio Nuño, Luis Videgaray, José Antonio Meade, José Narro Robles, Pedro Ferriz de Con, Armando Ríos Piter, Emilio Álvarez Icaza, Gerardo Fernández Noroña y Jaime El Bronco Rodríguez Calderón buscarán llegar a Los Pinos en julio del próximo año.
Los partidos grandes, es decir, los que realmente tienen posibilidades de salir victoriosos en los comicios de 2018 todavía no definen sus estrategias. Y de la chiquillada, ya mejor ni hablar. Partidos rémoras como Nueva Alianza, Encuentro Social y el Partido Verde Ecologista de México todavía no deciden a qué iglesita van a llevar los activos de sus capillitas. Hace tres semanas, el PVEM indicó que se encontraba abierto para sumarse a aquellos que llaman el Frente Amplio Opositor o Democrático o Loquesea. Así como lo leen: la organización que acompañó en las últimos proceso electorales al Partido Revolucionario Institucional, se mostró abierta a ir con otros partidos rumbo a 2018. Eso sí, dejaron en claro que apoyarían al presidente Peña Nieto hasta el final de su sexenio y que el concepto del Frente Amplio no debería dejar fuera al PRI. Como quien dice, el Verde Ecologista dejó todas las puertas abiertas para lo que se ofrezca en los siguientes meses.
En un giro supersorpresivo —sí, cómo no—, Pablo Escudero, miembro del PVEM y presidente del Senado de la República, destapó a Carlos Puente, coordinador de bancada del Verde, como otro aspirante en esa ya de por sí sobrepoblada lista de los que quieren pernoctar en la residencia oficial de Los Pinos. Según Escudero, el Partido Verde debe de explorar y estudiar todas las posibilidades rumbo a las elecciones presidenciales de 2018, entre las que se incluye la de tener un candidato propio, aliarse con el PRI o sumarse al Frente Amplio. En un comunicado, el presidente del Senado describió a Puente como “un zacatecano distinguido, mexicano serio, trabajador y responsable, con gran experiencia en la administración pública y el cual puede ser una muy buena opción”. Escudero continuó deshaciéndose en halagos para Puente Salas asegurando que este había conseguido votaciones similares a las de Graco Ramírez y Silvano Aureoles, que es un candidato con “posibilidades reales” de competir en 2018 y que, tras hacer un análisis, se prevé que el Verde pueda conseguir más de diez puntos en las próximas elecciones.
De acuerdo con la encuesta más reciente del periódico Reforma, si esta organización decidiera ir por sí sola, se haría con 5% de los votos.
De acuerdo con Templo Mayor, no se le tendría que dar mayor importancia al destape de don Carlos Puente como candidato del Partido Verde, ya que en realidad es una estrategia del partido para vender más caro su amor al PRI o a cualquiera que lo quiera. Este episodio recuerda lo que hizo el PVEM en 2006: Bernardo de la Garza, que durante la gestión del expresidente Felipe Calderón Hinojosa ocupó cargos en la Conade y fungió también como jefe de Proyectos Especiales de la Presidencia, fue postulado como candidato del Verde. En sus spots indicaba que México necesitaba un “presidente joven”. Spoiler alert: terminó declinando por el priista Roberto Madrazo, quien ni así pudo volverse competitivo y terminó en tercer lugar de la contienda. “Así que nadie se sorprenda si el senador Carlos Puente, que tantas ganas tiene de ser presidente, cuando le lleguen al precio, ¡perdón! Cuando llegue el momento, declina en favor de cualquier otro”, remata Reforma en su editorial.