Por sexenios, el presidente de México tenía chance de hacerse un guardadito del presupuesto de egresos… ¿para qué? Ese era su rollo, lo podía gastar a discreción. Esta era la llamada “partida secreta”. Pero ya no más.
Ayer, en sesión realizada en el Senado, la comisión permanente del Congreso de la Unión oficializó la desaparición de las partidas secretas; esto con base en la reforma constitucional al artículo 74 (fracción IV), la cual daba chance de armar el guardadito Ejecutivo.
Dicha fracción del artículo de la Constitución señalaba que no podía haber partidas secretaras… ”fuera de las que se consideren necesarias, con ese carácter, en el mismo presupuesto; las que emplearán los secretarios por acuerdo escrito del Presidente de la República”. Con la reforma oficializada ayer por el Congreso, ya ni eso (según).
De acuerdo con Aristegui Noticias, 17 congresos estatales ratificaron dicha reforma, la cual fue promovida por el diputado de Morena, Pablo Gómez. Con esto nomás, el presidente de la Mesa Directiva del Senado, Eduardo Ramírez, hizo la respectiva declaratoria y envió la reforma para su publicación en el Diario Oficial de la Federación.
¿De cuánto era la partida secreta?
Bueno, el monto de la partida secreta era variable… pero, por ejemplo, se estima que en 1993 el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari se apartó 4 mil millones de pesos. ¿En qué los gasto? Sepa… pero era un año anterior a la sucesión presidencial. Ahí ustedes hagan sus conjeturas.
“Hoy se ha declarado la reforma constitucional que prohíbe las partidas secretas. Luego de varias décadas de lucha, se ha cerrado ese ignominioso capítulo de nuestra historia. Un punto más a la 4T”, presumió Pablo Gómez, una vez que se hizo la declaratoria de la reforma propuesta por él.
Por su parte, el senador Martí Batres aseguró que se trata de una reforma de alcances históricos… “La partida secreta, llamada también la partida secreta del Presidente formó parte de los diversos presupuestos de la federación, con altas y bajas entre el año de 1918 y 1998, es decir durante 80 años”.
Los presidentes podían hacer lo que quisieran con las partidas secretas, ya que éstas estaban contempladas por la mismísima Constitución. Según Batres, esto fue así desde la Carta Magna de 1917 hasta 2021; es decir, por más de 100 años hubo partidas secretas
