Hace un año, la literatura mundial perdió a uno de sus máximos exponentes. El 17 de abril de 2014, en la Ciudad de México dejó de latir el corazón de uno de los autores más queridos y entrañables para los lectores latinoamericanos. Imposible no seguir sintiéndolo muy nuestro y percibir un enorme hueco en el corazón cada que lo mencionamos. Imposible también, dejar pasar este día sin mencionarlo.
¿Cómo hablar de un personaje del que pareciera, ya se ha dicho todo? Al Gabo, como se le dice cariñosamente, basta con leerlo para quererle, para sentirle como un amigo y para entender que, por más palabras que gastemos en intentar describirlo, siempre quedaremos cortos en el intento. Por eso queremos hablarte este día de aquellos datos que conformaron la vida y obra de este Premio Nobel que conquistó al mundo con libros emblemáticos como Cien Años de Soledad, El Amor en los Tiempos del Cólera, Crónica de una muerte anunciada, o El otoño del Patriarca.
Con ustedes, varios datos que nos muestran a un García Márquez del que no se habla tanto:
1. Sus estudios
Estudió leyes en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Cartagena por insistencia de su padre. Sin embargo, tiempo después abandonó sus estudios para dedicarse al periodismo.
2. El embrión del escritor
“Yo no sabía que esto era posible hacerlo, pero si es así, escribir me interesa”. Ese fue su razonamiento cuando leyó La Metamorfosis de Franz Kafka, una de las lecturas que lo animaron a publicar su primer cuento. También comentó que de niño quedó fascinado con Las mil y una noches, con el que aprendió a leer. Ambos libros fueron determinantes para que se dedicara a la escritura, según relata el propio García Márquez en su autobiografía Vivir para contarla.
3. Un amor para siempre
La conoció cuando ella tenía 9 años.
Previo a su ingresó a la Universidad le propuso matrimonio a Mercedes Barcha, que entonces tenía entre 13 y 14 años. Se casaron casi diez años después, en 1958. Mercedes permaneció a su lado durante toda su vida.
4. Su llegada al periodismo
Quien le ofreció su primera oportunidad en el mundo del periodismo fue Manuel Zapata Olivella, al invitarlo a colaborar en El Universal de Colombia.
5. El asesinato que esperó para ser narrado
En 1951 uno de sus amigos fue asesinado. Como García Márquez entonces era periodista, la familia del difunto le pidió no publicar nada al respecto. 27 años más tarde, el Gabo narró los hechos ocurridos en forma de una novela a la que llamó Crónica de una muerte anunciada.
6. Nace Macondo
La primera vez que mencionó a Macondo fue en La hojarasca, con la que inició su carrera como novelista en 1955.
7. La buhardilla de la creación
Durante los años que pasó en París, la situación de hambre y pobreza por la que pasaba lo obligó a vivir en la buhardilla de un hotel, en donde los dueños le permitieron quedarse al ya no contar con recursos para seguir pagando una habitación. Fue ahí donde escribió El Coronel no tiene quien le escriba. Curiosamente, años después Mario Vargas Llosa, también con problemas financieros, fue acogido en esa misma buhardilla, donde escribió La ciudad y los perros.
8. Sus casas
Aunque tenía propiedades en Cartagena de Indias, Bogotá y París, pasó gran parte de su vida en la Ciudad de México, a la que llegó en la década de los sesenta para pasar unos días, sin imaginar que se quedaría a vivir aquí.
9. Así surgió Cien años de soledad
La estructura de Cien años de soledad se le ocurrió cuando iba con su familia rumbo a Acapulco para tomar unas vacaciones. Fue en la carretera cuando se le dibujó por completo la que sería considerada su obra maestra:
“La tenía tan madura que hubiera podido dictarle ahí mismo, en la carretera de Cuernavaca, el primer capítulo, palabra por palabra, a una mecanógrafa”.
Esta novela fue escrita en 18 meses, durante los cuales escribía 6 horas diarias. Al final escribió 1300 páginas, las cuales se redujeron a 490.
10. Su estudio
Terminó de escribir Cien años de soledad en el estudio de su casa en la Ciudad de México, la cual se ubicaba en la calle Loma 19, en el barrio San Ángel Inn. Dicho estudio era conocido como “Cueva de la Mafia”.
11. La portada legendaria
El diseño de la mítica portada original de Cien años de soledad fue obra de Vicente Rojo. En ella aparece una letra “e” al revés, lo que desencadenó todo tipo de analisís y teorías. El mismo Rojo ha explicado varias veces lo que sucedió:
“Puse la e al revés precisamente para acentuar el carácter popular del rotulista que había hecho el letrero y se había equivocado. Como era un rotulista de barrio que no tenía mucha destreza de repente se equivocó y a mí me pareció que le hacía un pequeño guiño a la novela. Fue un error que le propuse al rotulista para que quedara así y a esa me atengo”.
12. Márquez y el cine
Ha escrito guiones para películas y cortometrajes, como la película mexicana Patsy mi amor, estrenada en 1969, basada en uno de sus argumentos. Para leer más sobre esta película puedes leer una nota que hicimos dando clic aquí.
En 1982 formó parte del jurado del Festival de Cannes, y aunque no tenía problemas con que se hicieran adaptaciones al cine de sus obras, jamás permitió que se hiciera una película de 100 años de soledad, pues consideraba que la historia perdería su esencia.
13. El puñetazo
Nunca se aclararon los motivos, pero en 1976 Vargas Llosa le propinó un puñetazo.
14. Sus héroes
Sus influencias literarias fueron William Faulkner, Ernest Hemingway, Virginia Woolf y James Joyce.
15. El Nobel
En 1982, García Márquez recogió su Premio Nobel con un Liquiliqui, una tradicional vestimenta del Caribe Colombiano que se usa en fiestas o actos sociales.
16. Shakira y El Gabo
En 1999 se declaró fan de Shakira. Cuando fue lanzada la versión cinematográfica de El amor en los tiempos del cólera, él mismo persuadió a Shakira para que cantara los temas principales de la cinta.
17. Flores amarillas
Era supersticioso, pues consideraba que había cosas que le daban mala suerte, como las flores de plástico, los trajes frac (por eso evitó ir vestido con uno a la ceremonia donde se le entregó el Premio Nobel), los pavo reales o los caracoles detrás de las puertas. En contraparte, consideraba que las flores amarillas le traían buena fortuna y por eso siempre estaba rodeado de ellas.
De hecho, durante su última aparición pública traía en el saco una flor amarilla.
18. Su idea sobre la ortografía
En cierta ocasión García Márquez propuso “jubilar la ortografía”. Opinaba que había letras y acentos que provocaban más terror que practicidad a quienes las usan. No faltaron los puristas del lenguaje que se escandalizaron ante tal afirmación, por ello el escritor debió aclarar que él únicamente buscaba simplificar la ortografía.
19. Por siempre García Márquez
Hay mil formas para recordarlo y rendirle tributo, sin embargo, la mejor es seguir leyendo su obra y viajar de la mano de sus letras. Las mariposas amarillas nunca nos dejarán pues están más presentes que nunca. No se nos ocurre una mejor canción para recordarlo:
Si quieren leerlo pero no quieren irse por sus obras típicas, chequen esta nota que publicamos sobre 5 lecturas de García Márquez que no son Cien años de soledad.