Parece que, con eso de que le echará su mano a los foros de pacificación, el Papa Francisco ha estado leyendo bastante literatura relacionada con el crimen organizado… tanto así que hasta ya mete términos como “sicarios” cuando pretende hablar de su oposición al aborto.
Bueno, no propiamente “sicarios”… pero casi. Durante su homilía pronunciada en la tradicional audiencia en la plaza de San Pedro, en El Vaticano, el Papa Francisco habló del aborto como si estuviera echándose un narcocorrido. “¿Es justo contratar a un asesino a sueldo para resolver un problema?”, preguntó a los fieles que lo escucharon rechazar la interrupción del embarazo.
“Interrumpir un embarazo es como eliminar a alguien. ¿Es justo eliminar una vida humana para resolver un problema?”, cuestionó el sumo pontífice al equiparar el hecho de que algunas mujeres decidan abortar (independientemente de las razones) con contratar a un fulano que domina el arte de asesinar para escabecharse a alguien, nomás porque éste nos cae gordo o no quiera pagar la tanda… Igualito, ¿verdad?
La manchada comparación llega en un momento en que alrededor del mundo grupos de mujeres exigen su derecho a decidir sobre su cuerpo. Caso de Argentina, donde la despenalización del aborto convocó grandes movilizaciones, previo a que la iniciativa fuera votada en el Senado. Y aunque ésta no pasó, quedó el precedente que llevó al presidente Macri a considerar modificar el código penal de su país, con tal de no ser blanco de críticas por lo decidido por los legisladores de su partido.
El Papa Francisco hizo a un lado las cifras que indican que miles de mujeres mueren por tener que abortar en clínicas clandestinas o que muchas de las interrupciones de embarazos son realizados por chicas que han sido víctimas de abuso sexual, al sentenciar que nada justifica un acto que suprime “la vida inocente” (cof, también pasó de largo a la ciencia, cof). “¿Cómo un acto que suprime la vida inocente puede ser terapéutico, civil o sencillamente humano?”, volvió a preguntar antes de echar su tradicional bendición papal.
En fin, aunque todo indica que el máximo representante de la iglesia católica no cambará su postura contra el aborto, hay que recordar que en 2016 se mostró un poquito “flexible” al anunciar que ya no se castigaría con la excomunión a las mujeres que decidan abortar. De igual forma, facultó a sacerdotes a “absolver del pecado del aborto” a los sicarios… digo, doctores que se hayan aventado el tiro. Claro, siempre y cuando estén “arrepentidos de corazón”.