Por años, en cuanto uno escuchaba hablar del zoológico de Chapultepec lo primero que venía a nuestra mente eran los osos pandas, animales excepcionales que desde hace más de cuatro décadas habitan en este espacio de la Ciudad de México.
Que los osos panda sean símbolo del zoológico de Chapultepec no es gratuito, e independientemente de que estos ejemplares son muy valorados a nivel mundial tanto por su belleza como por el peligro en el que se encuentran, la historia que México tiene con ellos es entrañable.
Lamentablemente esta relación está cerca de llegar a su fin. En esta nota repasaremos un poco sobre esta historia y su presente.
I.
La decadencia del reino del bambú
Los osos panda o pandas gigantes (Ailuropoda melanoleuca) son unos mamíferos nativos de la región central de China. Desde hace décadas estos animales se encuentran en peligro de extinción por diversos factores entre los que podemos mencionar la destrucción de su ambiente natural, la caza que por mucho tiempo no estuvo regulada, la baja tasa de natalidad y el alta mortalidad infantil de su especie.
De acuerdo a datos del Fondo Mundial Para la Naturaleza (WWF), entre 1974 y 1989 el 50% del hábitat de los osos panda en la provincia de Sichuan, en China, se vio reducido y gran parte del bambú de esa nación desapareció. Esto provocó la muerte de alrededor de 150 pandas.
Fue precisamente en esas décadas cuando el mundo se hizo consciente de la necesidad de implementar programas para preservar a esta especie, y también fue por esos años cuando el gobierno chino le obsequió dos osos pandas a México como regalo de buena voluntad.
El 10 de septiembre de 1975 arribó a México la pareja de pandas integrada por Pe Pe (Capullo o Tesoro) y Ying Ying (Bienvenida).
II.
Tras el rastro de los pandas mexicanos
Supongo que mi relación con los osos panda del Zoológico de Chapultepec es la misma que han tenido miles de capitalinos que tienen entre 20 y 40 años de edad: Alguna vez fuimos a verlos siendo niños y quedamos maravillados con su belleza.
Al crecer fuimos olvidando que en ese zoológico había pandas y olvidamos las historias que los adultos nos contaban sobre estos animales regordetes que vinieron desde el otro lado del planeta y que por años enamoraron a todo nuestro país.
Ahora, de no ser por los osos de peluche que vemos cuando vamos a las inmediaciones del Bosque de Chapultepec o por algún comentario anecdótico, pareciera que el tener osos panda en nuestro país es poca cosa.
¿Acaso México se olvidó de sus osos pandas? ¿Cuántos de ellos quedan y cuál es su esperanza de vida?
Desde hace semanas esas inquietudes rondaban mi cabeza. Después de varios intentos por hablar con personal calificado del zoológico y de recibir largas por parte de la Secretaría del Medio Ambiente del Gobierno del Distrito Federal (SEDEMA), decidí ir por mi cuenta y reencontrarme con los pandas mexicanos.
III.
Un privilegio poco valorado
Se estima que actualmente hay unos 1600 pandas salvajes que viven en las provincias chinas de Sichuan, Gansu y Shaanxi. Además en ese país asiático se tiene en cautiverio a cerca de 239 pandas.
También hay otros ejemplares que se encuentran repartidos en distintos zoológicos del mundo. Son poco más de 10 países, además de China, los que tienen la fortuna de tener osos pandas en sus zoológicos. México es uno de ellos y de hecho es la única nación de América Latina que tiene este privilegio.
IV.
Reyes en medio del caos
Martes a la 1 de la tarde… Llego a la primera sección del Bosque de Chapultepec y me dirijo hacia el Zoológico de Chapultepec. La última vez que lo visité habrá sido hace unos diez años, por lo que el recuerdo que tenía de aquel lugar era el de un espacio bien cuidado y agradable.
Conforme voy acercándome en el camino me encuentro con puestos de comida, maquillaje facial y recuerdos.
Entro en el zoológico (el ingreso es gratuito) y de inmediato vienen a mi mente varios recuerdos de infancia. Muchos rincones que había olvidado nuevamente se me hacen familiares y comienzo a reparar en detalles que opacan el brillo que en mi mente tenía este lugar: Varios espacios en reparación, pocos animales y áreas que lucen un tanto descuidadas.
A este zoológico ya se le notan los años, y no es para menos, hace unos días celebró su aniversario número 92. A pesar de la importante remodelación que tuvo entre 1992 y 1994 (que lo ubicó como uno de los mejores del continente), ahora es común toparse con labores de mantenimiento que impiden que la experiencia para el visitante sea redonda.
No obstante, tras pasar casi una hora viendo a ejemplares de distintas especies llegué a la zona donde se encuentran los osos panda. Aquí la afluencia de visitantes aumenta y en general se siente una vibra diferente en el ambiente.
Conforme caminaba se iban incrementando las placas con la historia de los pandas en el zoológico y la cooperación de México y China para preservar a la especie.
Detrás de una vitrina están los cuerpos disecados de Pe Pe y Ying Ying, precursores de la dinastía de pandas mexicanos Verlos ahí pasmados, congelados en el tiempo, me permitió admirarlos detenidamente y sentir el primer escalofrío del día ante su belleza.
V.
Pandamanía
Si la llegada de Pe Pe y Ying Ying al zoológico de Chapultepec fue todo un acontecimiento, en nada se compara a la euforia que se desató cuando esta pareja logró reproducirse a inicios de la década de los ochenta. Y es que México no sólo se convirtió en la primera nación del mundo -fuera de China- donde se logró la reproducción en cautiverio de esta especie por métodos naturales.
Pe Pe y Ying Ying, quienes se adaptaron de inmediato al zoológico de Chapultepec, también pasaron a la historia por ser la pareja en cautiverio más prolífica al concebir 7 crías (3 machos, 4 hembras) fuera de la República Popular China.
El linaje comenzó el 10 de agosto de 1980 con el nacimiento de Xen Li (Victoria), hembra que sólo vivió 8 días pues por error fue aplastada por su mamá. El dolor de esta pérdida fue aliviado meses después con el nacimiento de una nueva cría de panda que atrajo la atención mundial el 21 de julio de 1981.
Para darle nombre se organizó un concurso a nivel nacional. Se recibieron cientos de propuestas pero el ganador fue un niño rarámuri que propuso llamarlo Tohui (‘Niño’ en Tarahumara),
Los siguientes meses fueron una auténtica locura, en todos lados se hablaba de Tohuí e incluso le compusieron varias canciones, siendo la más famosa la interpretada por Yuri:
Cada día miles de visitantes hacían cola para ver aunque fuera por un segundo a este pequeño panda mexicano. Y ese fue el inicio de un romance que duraría varios años.
VI.
Cronología de los pandas en México
Tohuí fue el primer panda que creció en cautiverio y alcanzó la edad adulta en otro país que no fuera China. Como si esto no fuera suficiente para atraer la atención de los expertos en conservación animal a nivel mundial, Pe Pe y Ying Ying tuvieron más crías. Aquí un pequeño recuento de los pandas mexicanos:
1980
Nació Xen Li, murió 8 días después.
1981
Nació Tohuí, hembra.
1983
Nace Liang Liang (Brillo), macho.
1985
Parto gemelar, nacen Xiu Hua (Flor de diente de León), hembra; y su gemelo macho, que sólo vivió dos días.
1987
Otro parto gemelar. Shuan Shuan, hembra; y Ping Ping, macho que sólo vivió tres días.
1988
El 20 de julio, a los 14 años murió Pe Pe.
El 30 de noviembre llegó al Zoológico de Chapultepec Chia Chia (El Mejor), panda prestado por la Sociedad Zoológica de Londres. A pesar de llegar muy viejo (16 años) logró reproducirse con Tohuí.
1990
Nace Xin Xin (Esperanza), hembra hija de Chia Chia y Tohuí. Es el primer y hasta ahora único ejemplar de tercera generación del Zoológico de Chapultepec.
1991
Muere Chia Chia a los 19 años.
1993
Muere Tohuí a los 12 años.
1999
Muere Lian Liang a los 16 años
2013
Muere Xiu Hua a los 27 años.
Si lo anterior les parece demasiado enredado, en el Zoológico de Chapultepec tienen una infografía con este árbol genealógico de los pandas en la Ciudad de México (aunque le falta ser actualizado, pues como vimos, Xiu Hua murió hace tres años).
Por lo tanto, en el Zoológico de Chapultepec aún quedan dos ejemplares de panda: Las hembras Shuan Shuan y Xin Xin, de 29 y 26 años, respectivamente.
VII.
Reencuentro con los pandas
Niños corriendo, gritos a lo lejos, gente agazapada detrás del barandal que separan a la gente del área destinada a los osos pandas. Al principio es difícil verlos entre el pasto, las flores, rocas y juegos infantiles que integran el hábitat artificial que el zoológico recreó para contenerlos.
Entonces a lo lejos veo a uno de ellos. O mejor dicho de ellas. No sé si es Xin Xin o Shuan Shuan, pero no me importa, me basta verlo dormido sobre un tronco para sentirme afortunado de poder ver a una de estas bellas criaturas con mis propios ojos.
No es difícil toparse en televisión con documentales sobre osos pandas. Incluso es probable que podamos verlos en otros zoológicos del mundo. Aún así estos dos pandas tienen su propio encanto pues son mexicanos. Y no, no es por caer en ningún tipo de nacionalismo barato, pero es inevitable que su presencia nos infunda un sentido de pertenencia y orgullo.
Supongo que no soy el único conmovido. La cara emocionada de visitantes mexicanos y extranjeros me convence de que los pandas tienen un aura especial. No importa la edad, todos se rinden ante ellos.
Camino varios pasos y a lo lejos veo al segundo panda. También duerme apaciblemente, aunque sólo por unos minutos pues después abre los ojos, bosteza, mueve sus piernas perezosamente y se toma su tiempo para dirigirse hacia unas ramas de bambú. Se sienta muy cerca del cristal y comienza a comer ante el asombro de los presentes.
Panda de la Ciudad de México, 2. pic.twitter.com/hzjKj7kZjU
— gabriel revelo (@gabrielrevelo) 6 de julio de 2016
Panda de la Ciudad de México, 3. pic.twitter.com/r7spVpccAi
— gabriel revelo (@gabrielrevelo) 6 de julio de 2016
Permanecí unos 20 minutos viéndolos, supongo que este privilegio no podría dármelo un fin de semana. ¿Por cuánto tiempo los mexicanos podremos seguir gozando de esto?
VIII.
¿Los últimos pandas en México?
Es triste decirlo, pero estamos ante los últimos años de osos pandas en México. Un panda en libertad vive cerca de 15 años, mientras que en cautiverio la esperanza de vida es de unos 30 años. Tomando esto en cuenta, aunque su estado de salud es bueno tanto Shuan Shuan como Xin Xin podrían ser consideradas como pandas mayores.
Ante la falta de pandas machos en Chapultepec por años se intentó cruzar a Shuan Shuan con Ling Ling (Colina), ejemplar que vive en el Zoológico de Ueno, Japón. Ling Ling visitó el zoológico de Chapultepec en el 2001, 2002 y 2005.
Shuan Shuan también fue enviada a Japón en el 2003. En ninguna de estas oportunidades Ling Ling y Shuan Shuan lograron reproducirse.
En el 2009 una delegación de expertos en Pandas Gigantes visitó el Zoológico de Chapultepec para emitir varias recomendaciones tanto para el cuidado de los pandas como para impulsar su reproducción.
Para el 2012, el Gobierno de la Ciudad de México y la República Popular de China firmaron un Convenio de Cooperación para lograr inseminar artificialmente a Xin Xin con material biológico procedente de esa nación asiática. Desde entonces esa es la última esperanza para que haya nuevos pandas mexicanos. Aquí lo complicado es que el periodo de celo de los pandas es muy corto. Además, aunque Xin Xin logre embarazarse por su edad habría un riesgo elevado tanto para ella como para su eventual cría.
Otra opción es interceder para que el Gobierno Chino preste más pandas a México, aunque esta opción no es viable al menos por ahora, ya que el mantenimiento de un panda es elevado (es 5 veces mayor al de un elefante) y el zoológico de Chapultepec depende del presupuesto de la ciudad pues no cobra la entrada a sus instalaciones.
Además, por distintas legislaciones cuando China presta osos panda se le pagar una cuota anual a su gobierno de hasta 1 millón de dólares.
Como dato curioso, México está exento de cualquier pago pues Xin Xin y Shuan Shuan son los únicos pandas del mundo que no pertenecen a China pues son descendientes de una pareja de pandas chinos que fueron donados antes de que se estableciera el programa de acuerdos económicos.
Otra opción es que se obtenga la donación de nuevos pandas por medio de la negociación diplomática, algo que no es tan descabellado pues ambos países últimamente han fortalecido su relación en términos económicos.
Por ahora, a pesar de no contar con los suficientes recursos en el zoológico de Chapultepec los pandas son cuidados adecuadamente. Ojalá no nos olvidemos de nuestros pandas y los disfrutemos ahora que todavía los tenemos.
* * * * *
Por @gabrielrevelo