Por Esteban Romero
El pasado es uno de los elementos que se encuentran en la lista de las muchas cosas contra las que no podemos combatir. Cada persona tiene un método diferente para lidiar con ello: muchos lo intentan ignorar, otros batallan ante sus efectos, algunos aprenden a vivir con él, o están quienes, incluso, aprenden a vivir de él. Ante la irrefrenable fugacidad del tiempo, los minutos empleados en leer este pequeño texto son momentos que, con cada segundo, se han perdido para siempre. Nuestro único lazo con el tiempo que se ha ido es la memoria, que funciona dentro de la existencia como una prolongación del pasado en el presente. La memoria entrelaza y redescubre los recuerdos que han ido formando, pieza por pieza, la realidad en la que se vive.
Como la memoria -y también como un rompecabezas- se desarrolla La pampa imposible (Literatura Random House, 2017) de David Miklos. Mientras un hombre -cuyo nombre jamás se menciona- lee en el periódico el anuncio de un avión desaparecido, su esposa se encuentra pelando almendras en la cocina, dando comienzo a la novela con una típica escena matrimonial. La imagen del avión -que tiene un significado trágico en la vida del protagonista- desencadena una ola de recuerdos que parecían estar enterrados en épocas y lugares muy alejados. Moviéndose entre las reminiscencias de una infancia por terminar, el protagonista rememora algunos de los eventos más comunes en la vida de un niño a punto de ser puberto: el despertar sexual provocado por la atracción a su amiga Laura, el acercamiento con sus primeros amigos, la separación de sus padres y la confrontación, a muy temprana edad, con la muerte. El protagonista, como en los accidentes aéreos, tiene que revolver dentro de una caja negra llena de recuerdos fatales para buscar respuestas a los problemas que lo agobian hoy.
Sin transiciones ni pausas en el texto, las memorias del pasado lejano y el pasado reciente se mezclan con las situaciones que el protagonista está viviendo; párrafo a párrafo, el punto de vista del narrador cambia, a veces es el adulto que recuerda, a veces es el niño recordado. En una historia que tiene retazos autobiográficos, Miklos escribe en una prosa poética que le da mayor sentido y realidad a lo que transmite; los recuerdos, modificados por el corazón de quien los narra, no son nunca impresiones exactas de lo ocurrido, lo que los hace aún más vívidos y desgarradores. Conforme la trama se desarrolla, los puntos se unen, hasta que el protagonista sin nombre decide regresar a la estancia donde vivió sus primeros años para terminar de unir pasado con presente, dejando hacia el final del libro una perturbadora conclusión.
La pampa imposible es una obra corta pero nada fácil de leer, los caminos que recorre son tan escabrosos como lo puede llegar a ser la mente del ser humano. Aun así, la lección que deja es sencilla y fácil de asimilar: aprender a vivir con el pasado, recordar aquellos eventos que te han moldeado, dando como resultado lo que eres hoy. Aprender a sufrir, asimilar y aceptar, nunca ignorar ni olvidar. El libro de David Miklos se presenta como una buena oportunidad para repensar nuestra vida, no quedar atrapados en el presente y, tal como lo dice el autor, reconciliarnos con el pasado así como con la imaginación. Incluso, aunque parezca tarde, ya lo dijo Soda Stereo: “Esperas un laberinto sin sorpresas y sin embargo aún puedes abrir tu caja negra”.