Aunque el susodicho acepta la veracidad de las llamadas con las que lo ensartan, asegura que no existe tráfico de influencias… porque su pareja sigue en prisión.

La “mafia del poder” vuelve a hacer de las suyas. Ahora, claramente nos podemos dar cuenta que actúan de forma subliminal: con tanta noticia de güeyes que se aprovechan de su “hueso”, ¿cómo no quieren que hasta los que quieren un cambio para el país, le entren al batidillo?

Esta historia comienza en marzo pasado, cuando la pareja sentimental de César Yáñez Centeno, secretario de Comunicación, Prensa y Propaganda del Comité Ejecutivo de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), fue detenida… no por pasarse un alto ni por conducir hasta las chanclas, sino por realizar operaciones con recursos de procedencia ilícita.

Algo “leve”: cosa de 30 millones de pesos.

A los pocos minutos de realizarse la detención de Dulce María Silva (nombre de la chica en problemas), Yáñez entró en contacto con gente del fiscal de Puebla, Víctor Carrancá, pues para que le hiciera un paro: “le quiero pedir su intervención (…) lo que menos quiero es tener a mi novia en ese asunto”, comentó el vocero morenista a Rodolfo Alducí, secretario de apoyo técnico y ejecutivo del fiscal poblano.

“Pobre, nada más que se entere AMLO, le va a poner una madrina que ni Obama se la pondría”, pensarán los seguidores de Obrador… y efectivamente: en la segunda de las cuatro llamadas (cuando la mujer del vocero ya tiene auto de formal prisión), Yáñez comenta que AMLO ya lo regañó… pero por no pedirle “paro” con anticipación.

De haberlo hecho, se hubiera ahorrado el “intercambio de fichas” que el de Morena se vio obligado a ofrecer para liberar a la pareja de Yáñez:

A petición de AMLO, Manuel Bartlett entró en contacto con el secretario general de Gobierno de Puebla, Diódoro Carrasco, para hacerle esta jugosa oferta: si el gobierno de Puebla les echaba la mano con la liberación de Silva Hernández, el buen López Obrador dejaría de “golpear” al gober poblano, Rafael Moreno Valle, esto según comenta el finísimo abogado de Bartlett, Carlos Meza.

“Mi gente va a ir a verla para darle tranquilidad [a Dulce Silva] (…) Eso está a toda madre, porque él va a cambiar una ficha pendeja, para que usted no les raje la madre, pues está a toda madre y además usted quiere atender a su cuate. Me dijo [Manuel Bartlett]: ‘Sí, yo ya le avisé a mi cuate, para decirle que está en buenas manos, que tú eres mi abogado, que la chingada y que confié en ti”.

Para la tercera llamada se ve que el arreglo no pudo concretarse: “nos partió la madre un pinche senador, no sé qué senador sea…” y ya, para la cuarta y última (que se tiene grabada), se le informa a Yáñez que existe una contrapropuesta por parte de las autoridades y con una negociación de 10 millones de pesos.

En fin, pese a que la tentativa de liberación de Silva Hernández se hizo a través de puras “palancas”, el vocero de Morena asegura que no existe “tráfico de influencias”: contactado por El Universal, Yáñez aceptó que las llamadas se hicieron, pero como su novia no salió en libertad, no hay delito…

“Nunca negocié o he negociado la salida de mi novia (…) la llamada que tengo con algún funcionario de la Procuraduría es el día de la detención de Dulce. De ahí a la fecha han pasado más de siete meses y ella sigue presa”, comentó el de Morena en entrevista con Ciro Gómez Leyva.

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