Por: Mercedes Martínez Rojas 

No lleva ni una semana abierto al público, pero desde el primer día está en boca de todos. En gran parte gracias a la difusión en redes sociales, esta intervención ha sido todo éxito. Ha provocado que un público nuevo se acerque al arte contemporáneo y se cuestione respecto a sus conceptos y definiciones de lo que se supone que es o debe ser el ARTE (así, todo en mayúsculas).

“Que si es arte, que si no, que si es una basura o un engaño”, algunos están encantados, otros extrañados y otros más hasta ofendidos. Sin embargo, el hecho de generar discusiones alrededor de la instalación del artista Gabriel Orozco, la justifica. Algún incauto, o descarado, hasta abrió unas papas quitado de la pena en la inauguración de la intervención. Su acto podría servir para una primera reflexión: ¿Qué tan efímera y desechable puede ser una obra de arte?

El artista eligió la cadena OXXO porque toca la cotidianidad de casi todos los mexicanos; tanto al momento de ir de compras como elemento visual de las calles. No hubiera funcionado de la misma manera con otra marca. Vale la pena destacar, en esos términos, que Orozco contó con el apoyo de la tienda desde el principio. “Colaborar con Gabriel Orozco, uno de los artistas contemporáneos más reconocidos a nivel mundial, es motivo de orgullo para OXXO”, expresó la cadena, propiedad de FEMSA, a través de un comunicado de la galería.

¿Qué es lo que vemos en esta intervención?

Además de la réplica de la tienda en sí, entre los productos cotidianos repartidos en los anaqueles se encuentran unos 300 intervenidos por Orozco. Si vamos a la parte trasera de la tienda, pasamos a un espacio que tiene más forma de galería. Vemos esos mismos productos y sus envases vacíos intervenidos por el artista, agrupados por colores y fungiendo su papel como piezas de arte.

Al sacar estos objetos de su cotidianidad, nos cuestionamos acerca de su valor y los repensamos. Los productos, la basura y los restos se convierten en obras de arte al ser intervenidos por el artista. Eso no quiere decir que si ustedes toman una lata de refresco y le pegan una estampita ya están creando una obra de arte, ¿o sí?

La explicación del artista

Así expresó Orozco: La estampa con la que intervengo el logo de los productos es una ironía que viene de mi trabajo gráfico geométrico desde hace algún tiempo, pero ahora convertido en calcomanía o grafiti de etiqueta callejero. Ya antes había pegado estas calcomanías abstractas en algunos trabajos y libros míos, siempre utilizando los círculos y ejes y los cuatro colores (rojo, azul, dorado, blanco) que definen los cuadrantes que se crean y su proyección e interacción con objetos de la realidad. Como en todo mi trabajo de interacciones a diferentes escalas, al superponer mi estampa insignificante sobre la imagen y el logo reconocidas en la envoltura, la imagen del producto se revela y se cancela al mismo tiempo, igual que la insignificancia de la estampa geométrica que lo recicla, produciendo un nuevo, doble significado visual y económico”.

Se trata de recorrer todo el panorama del OXXO, aunque ahora de broma interna le dicen el “OROXXO”, como un paisaje icónico en sí mismo, pero lleno de íconos en su interior, de logos y de palabras, de publicidad y política interna y externa y de rememorar la parte de imagen y memoria colectiva que tiene cada uno de los productos en particular pero dentro del universo en el cual están presentados y ahora representados”. El proyecto interviene estos productos de consumo cotidiano y popular en donde “están muchas de las imágenes que definen al México contemporáneo. 

Todo vale lo mismo

En la edición del periódico Reforma del ocho de febrero se encontraba un billete que podían recortar y canjear en el OXXO de la galería por un producto de su preferencia; siempre y cuando no estuviera intervenido por el artista. A partir de ese día, si van a la galería les darán un billete igual y también podrán cambiarlo por lo que quieran: chicles, un refresco, una veladora de la virgencita o condones. Es más, si van en grupo hasta pueden armar la cena: uno compra la bebida, otro la pasta y un tercero la salsa de jitomate… También pueden hacer compras como tal, pagar la luz y hacer recargas electrónicas.

Más allá de obtener un producto cortesía de OXXO, la idea es mostrar que todo vale lo mismo: la lata de refresco, la bolsa de papas vacía y la obra del artista se ponen en un mismo nivel (en teoría). Es decir, se presenta como una reflexión sobre el mercado del arte y cómo es tan sólo un mercado más, en el cual el valor depende de la oferta y la demanda.

Un curador de la muestra me contó cómo es que funciona la compra de la obras de Orozco en esta ocasión. El artista quiso romper con la forma tradicional de comprar arte e introdujo la siguiente dinámica que, por cierto, fascinó a la mayoría de los coleccionistas: el disco que ven muestra gráficamente cómo funciona. Orozco está consciente que se ha vuelto una marca y por eso creó un juego económico en el que todos ganan: los coleccionistas mayores comprarán las piezas más caras (las primeras que se vendan) y a partir de ahí los precios irán bajando hasta volverse accesibles al público general. Claro que si esperan demasiado, corren el riesgo de quedarse sin su pieza.

Podrán ir al Oroxxo hasta el 16 de marzo, de 10 am a 7 pm de lunes a viernes y los sábados de 10 am a 4 pm. Éste se encuentra dentro de la galería Kurimanzutto, ubicada en Gobernador Rafael Rebollar 94, colonia San Miguel Chapultepec.

Vayan y díganos qué les pareció.

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