No, pues sí está duro eso del “efecto cucaracha”. Imaginen a qué grado que uno de los operadores de “Los Rojos”, banda criminal que tiene presencia principalmente en Guerrero y Morelos, fue capturado en la libre del crimen, Ciudad de México.
O quizás nomás estaba vacacionando, como hace dos años dijo el titular de la Procuraduría General de Justicia del entonces Distrito Federal, Rodolfo Ríos Garza, cuando se dio una serie de aprehensiones de líderes criminales: “Hemos reiterado en distintas ocasiones que es muy distinto que operen en la ciudad de México algunas de estas personas que se han encontrado a que estén aquí de vacaciones o simplemente en algún lugar”.
Bueno, el caso es que ahora cayó Jesús Esteban Mazari Taboada que, de acuerdo con los reportes, hacía las suertes de enlace del grupo criminal que lidera su primo, para la transportación de diferentes drogas hacia los Estados Unidos. “Ahhhh, entonces la CDMX era nomás de paso”, podrán justificar las autoridades. Falta ver qué dicen al respecto.
Mientras eso sucede, hay que decir que Mazari Taboada ya estaba desde hace tiempo en la mira del Centro Nacional de Fusión de Inteligencia, ya que se consideraba que su aprehensión representaría un fuerte golpe a la logística y operatividad de la estructura del grupo delincuencial vinculado con la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Vamos a ver si es cierto.
También cabe señalar que al momento de ser capturado en la Delegación Benito Juárez por integrantes de la Agencia de Investigación criminal, el buen Mazari Taboada traía consigo una arma corta, un kilote de cocaína y, además, 48 dosis del polvito blanco.
Entre las drogas que son mandadas por “Los Rojos” a los Estados Unidos está la cocaína, la heroína y la “china White”, poderosa combinación de heroína con fentanilo, cuyo consumo en dosis bastante manchadas fue la causa de la muerte del actor Philip Seymour Hoffman, en 2014.