Como recordarán, hace unas semanas a Donald Trump se le ocurrió que sería buena idea reconocer a Jerusalén como capital de Israel. Algo que, aparentemente no tiene nada de malo… de no ser porque tal acto estimula el ya largo conflicto entre israelíes y palestinos, ya que desde hace más de 70 años ese territorio se encuentra en disputa y la comunidad internacional no se había atrevido a pronunciarse a favor de alguna de las partes implicadas, a no ser que de por medio existiera un acuerdo de paz. Pero, pffff, ¿para qué tanto? Mejor llegó Estados Unidos y, con su posicionamiento, reconoció que todo el control del territorio es de Israel.

Obviamente la declaratoria de Estados Unidos trajo consigo una ola de manifestaciones y protestas en Oriente Medio, por lo que -en un intento de calmar las aguas- la Organización de las Naciones Unidas (ONU) llevó el asunto a votación, para ver si se avalaba o rechazaba el posicionamiento gringo. Pese a las amenazas que lanzó Estados Unidos de tomar represalias contra los que votarán en su contra, la resolución de condena fue aprobada con 128 votos a favor y sólo nueve en contra…

¿Y como votó México? Bueno, con el valor que caracteriza a la política exterior de nuestro país, el representante de México optó por cortar por lo sano y abstenerse de pronunciarse al respecto, algo que analistas y críticos de mancharon de “servilismo” hacia los Estados Unidos. Pero, ¿en plena negociación del TLCAN, cómo se le iba a poner al brinco al vecinito del norte? A la posición de México se sumó Argentina, Australia, Canadá, Filipinas, Hungría, Polonia, República Checa, Ruanda, Sudán del Sur y Uganda… mientras que otros países prefirieron ni siquiera presentarse en la sesión.

Para justificar su decisión, los países que se pronunciaron en contra de la declaratoria de Estados Unidos sobre Jerusalén, señalaron que el estatus de la región debe ser establecido previas negociaciones, tal como anteriormente lo había resuelto la propia ONU. Por su parte, México señaló que su abstención fue para evitar la polarización… pero que no se tome como que respaldan el agandalle de Israel sobre el territorio en disputa (avalado por Estados Unidos): el gobierno mexicano -señala un comunicado emitido por la Secretaría de Relaciones Exteriores- lo que respalda es la resolución del conflicto por medio del diálogo.

Antes de la votación, la embajadora estadounidense, Nikki Haley, amenazó financieramente a los países a quienes apoyaran la resolución… “nah, nomás está jugando”, pudieron haber pensado los 128 diplomáticos que pidieron a Trump retractarse, peor cuál. Una vez terminada la votación, Haley aseguró que el gobierno de su país “recordará este día (…) está claro que numerosos países dieron prioridad a su relación con Estados Unidos en relación a este vano intento de aislarnos”.

Oh, oh…

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